Situada en el Madrid de 1860, la acción transcurre en un salón lujoso decorado y ornamentado al estilo de la época. En escena entra Emiliano, un cartero que lleva todo el día esperando a que le firmen una carta certificada. Asimismo, también intervienen una gran cantidad de criadas y sirvientes que repiten con incertidumbre que ha ocurrido algo en esa casa. Emiliano, intrigado, intenta averiguar qué está pasando en aquel caserón, pero con poco éxito. Entonces, acude a la casa un vendedor de seguros que le habla al cartero sobre un nuevo negocio llamado "seguro de vida", algo que dará un giro inesperado a la historia.
Basada en la obra de teatro "Cuatro corazones freno y marcha atrás", del español Jardiel Poncela, 28 personas usuarias del Centro Méndez Núñez representarán esta tarde en el auditorio de Afundación Abanca una adaptación de la obra en una actuación que pondrá el broche final al Festival das Artes Escénicas de personas con discapacidad intelectual.
Llevan desde el 1 de septiembre ensayando a conciencia el primer y segundo acto, además de un número musical que amenizará el entreacto, y aunque el guión no es nuevo para ellas y ellos, pues hace nueve años representaron la función en el Teatro Principal, no dejarán de repasarlo hasta el último momento, pues están muy emocionados por tener la posibilidad de mostrar ante las vecinas y vecinos de Pontevedra su sobrado talento y distintas capacidades para las artes escénicas.
La directora gerente del Centro Méndez Núñez, María Luisa Dónega, cuenta que en total, "son doce los chicos y chicas que conforman el elenco de actores y actrices de la obra que nosotros decidimos titular "Años con corazón", mientras que los 16 restantes formarán parte del número musical".
Según explica Dónega, las personas que interpretarán la obra tienen alguna discapacidad ligera o moderada en cuanto a movilidad, ceguera,... pero todas comparten "un grado de discacidad intelectual, lo cual no les impide memorizar el texto del guión, ni las entradas y salidas que tienen que hacer sobre el escenario, algo que realizarán completamente solas y solos".
En este sentido, la gerente del centro señala que, a menudo, es común ver otras representaciones en las que usuarias y usuarios son acompañados de monitores, pero "en este caso son ellos los que dirigen por sí mismos toda la obra teatral", destaca Dónega.
Beneficios bilaterales
Si existe una actividad que pueda ayudar a las personas con discapacidad intelectual a desarrollar sus aptitudes y talento, María Luisa lo tiene claro, esa es el teatro: "Les ayuda muchísimo, porque al final es una actividad en la que se integran muchos factores, empezando por una inclusión real en la sociedad, el desarrollo de la memoria o la expresión corporal y lingüística. Para mí son los principales beneficios del género dramático".
Por otra parte, la directora del Centro Méndez Núñez también destaca que no solo es una experiencia enriquecedora para usuarias y usuarios, sino también para los propios espectadores pues, en su opinión, "podrán comprobar como las chicas y los chicos son capaces de integrar este tipo de actividades culturales en su vida y realizarlas de forma completamente autónoma, lo que suele sorprender al público asistente".
La sociedad avanza y este tipo de colectivos da "grandes pasos", pero para Dónega todavía queda mucho camino por recorrer, pues "cuando la gente los ve realizando determinadas actividades se emocionan, porque en el fondo pensaban que no serían capaces.Yo todavía noto que hay mucho recelo, incluso nos encontramos a personas que no les hablan porque piensan que no les van a contestar... Las personas con discapacidad intelectual también debieran tener su lugar en el mundo".
