-Hay un principio que se denomina de precaución y cautela. Hoy leemos en la prensa una niña de 3 años que empieza a hacer una transición, o un niño al que se le suministran bloqueantes para que en la pubertad sus caracteres sexuales secundarios no se manifiesten de manera importante. Y realmente una identidad sexual se cierra más tarde, por tanto hay una posibilidad de que en algún momento, no en todos los casos, revierta y esa situación sea pasajera. Las unidades que llevan a estas personas deben tener psicólogos y psiquiatras muy especializado para que valoren si las ayudas que tienen un componente invasivo (bloqueantes hormonales, hormonas cruzadas) son aconsejables o no. Hay que pecar de prudencia y no irse al otro lado, lo que pasa es que la presión familiar, social, es la que es y es llamativo encontrar que a una niña de 3 o 4 años sus padres le ayudan a hacer una transición inicialmente externa, de vestir, cómo se le trata etc, cuando en estas etapas infantiles en muchos casos va a haber un reversión natural y ese principio de cautela o precaución debe primar.