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El meollo

El magnicidio de O Burgo

El magnicidio de O Burgo

Un sabio refrán aconseja no jugar con las cosas de comer, pero eso precisamente es lo que ha hecho el equipo de gobierno del BNG con la reforma más que cuestionada del puente de O Burgo. Aunque llueve sobre mojado; nadie puede llevarse a engaño. En ocasiones anteriores y en distintos ámbitos, el alcalde Lores y Cía han mostrado su firme interés por reescribir la historia de Pontevedra a cuenta de reconocidos amanuenses.

El lugar que grabó a sangre y fuego el legado de esta ciudad, al buen decir de Filgueira Valverde, va a quedar literalmente irreconocible, y no para bien, cuando acabe de ejecutarse esa obra millonaria, más propia de nuevos ricos que de políticos austeros y responsables.

El historiador local Leoncio Feijoo Lamas, un notable PTV, que algo sabe también de conservación y restauración de bienes culturales, acaba de presentar una denuncia formal ante la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta por la agresión perpetrada contra el mítico puente. A ver qué es lo que dicen, si es que contestan algo. Esa actuación o explicación ha estado pacientemente esperando alguna gente biempensante ante el visible dislate. Sin embargo, Patrimonio no ha dicho una palabra, seguramente porque ha dado su consentimiento de manera un tanto incomprensible.

Hasta no hace mucho tiempo, mentar Patrimonio era como mentar la bicha. Cualquier cosa resultaba poco menos que intocable, y eso continúa siendo así ahora, según de qué Patrimonio estemos hablando.

Promotores y constructores se hacen cruces con el servicio del Ayuntamiento que debe preservar la huella arquitectónica del Burgo y la Villa: no deja cambiar ni un aplique de la luz en cualquier casa antigua, tal resulta su miramiento con el pasado. Pero la disgregación del antiguo Patrimonio entre Pontevedra y Santiago ya resulta otro cantar. Ahí precisamente, en esa disparidad de criterio, tan remilgoso para unas cosas y tan condescendiente para otras, incide la denuncia de Leoncio Feijoo.

Mucha propaganda y mucha grandilocuencia -que sin duda habrá- va a necesitar el alcalde Lores y Cía para justificar las bondades de esta reforma, que más parece una contrarreforma en toda regla.

El Meollo de la cuestión está en saber dónde estaba la necesidad y dónde radicaba el interés por borrar todo vestigio del puente de O Burgo que recordara su pasado histórico, como para tratar de desvirtuarlo sobremanera.

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