"Esto empezó en Burdeos y ha venido hasta aquí por toda la costa cantábrica", explica Emilio Ramírez sobre la llegada de la velutina hasta Pontevedra. A esta avispa le gusta la humedad por lo que sus nidos se encuentran con más frecuencia en zonas de costa.

Uno de los cometidos del grupo de voluntariado coordinado desde el Concello de Pontevedra es el de ofrecer charlas a las asociaciones de vecinos. "Les enseñamos a fabricar trampas con botellas que actúan como un embudo del que no pueden salir. Llevan un atrayente compuesto por levadura de cerveza, azúcar y agua, que les gusta mucho", asegura el apicultor.

Ahora, ante la llegada del níspero en noviembre, conviene trampear, ya que es uno de los alimentos favoritos de la velutina.