Para obtener el distintivo los establecimientos tienen que realizar un compromiso por escrito. Con este el personal técnico visita las cocinas de los restaurantes para cuantificar la cantidad de residuos orgánicos que producen.

Una vez está cuantificado el biorresiduo, el personal técnico plantea la solución para la gestión de la materia orgánica, que puede ser un compostero individual, un centro modular exclusivo para el establecimiento, o colaborar en un centro de compostaje público.

Ya adjudicada la solución se le da una capacitación al personal del negocio, formándolos sobre cómo deben separar los residuos orgánicos, qué tipo de residuos deben incluir en esa separación, y cómo acercarlos al centro de compostaje. Si esa parte se cumple es ya el personal técnico, los maestros composteros, quienes miden de forma semanal las cantidades que se compostan para verificar que la participación de los restaurantes es continuada.