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El contrato de la basura

La ciudad está cada vez más sucia y descuidada porque el servicio resulta más deficiente y pasota

Contenedores llenos de basura en Pontevedra. // R. Vázquez

El alcalde Lores ha dicho el otro día que el nuevo contrato del servicio de limpieza y recogida de basura costará más al Ayuntamiento, pero que el recibo no supondrá ninguna subida para el vecindario. Al día siguiente, su socio de gobierno y portavoz socialista, Tino Fernández, ha manifestado que el contrato vigente está desfasado y que el futuro recibo será más caro. Primera discrepancia pública, por tanto, entre BNG y PSOE en el Ayuntamiento, si bien es cierto que ni uno ni otro realizaron afirmaciones categóricas, sino solo valoraciones hipotéticas. Lores habló de intenciones, mientras que Fernández lo hizo de supuestos.

El contrato del servicio de limpieza de Pontevedra ha superado los veinte años de antigüedad, puesto que data del año 1999 y se adjudicó a la empresa Cespa en las postrimerías del mandato del PP al frente del Concello, con Juan Luís Pedrosa como alcalde. Entonces Lores y el BNG echaron pestes contra dicho acuerdo y resulta que luego han prorrogado su vigencia una y otra vez, más allá de lo razonable y aconsejable. Es decir, que han hecho lo mismo que con el Plan General de Ordenación Urbana, que data de una década más atrás, es decir de 1989, y ahora siguen tan encantados con su aplicación que no quieren ni hablar de la redacción de uno nuevo. Después de dos décadas al frente de la gestión municipal, el BNG y Lores todavía tienen pendientes dos de las tareas más importantes de cualquier ayuntamiento.

Lo que si no admite ninguna duda es que la limpieza de Pontevedra ha menguado con el paso del tiempo de una manera directamente proporcional al cumplimiento del contrato en cuestión. O sea, que la ciudad está cada vez más sucia y descuidada porque el servicio resulta cada vez más deficiente y pasota. Aunque el malestar vecinal es cada vez mayor, el equipo de gobierno no tiene ninguna prisa por encarar el asunto y marea la perdiz un día y otro.

El Meollo de la cuestión está en adivinar cuando demonios el bipartito municipal BNG-PSOE va a sacar a concurso el nuevo contrato del servicio de limpieza y recogida de basura: si en medio o al final de su mandato; y de paso saber cuanto va a subir irremediablemente el recibo correspondiente, con compostaje o sin compostaje, cuyo coste parece envuelto por una espesa niebla que algún día tendrá que disiparse por higiene democrática.

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