El próximo martes se celebrará en el Juzgado de Instrucción número 2 de Pontevedra un juicio por delitos leves contra el propietario de una perra que estuvo varias horas convulsionando en el suelo sin ser atendida. El animal, un cruce de labrador y mastín blanco, fue liberado por la Policía Local el pasado 29 de junio tras recibir la denuncia de un particular y fue trasladado a un hogar de acogida gracias a la Asociación Amigos da Canceira de Poio. El propietario de Lúa -que ahora se llama Vega- había sido denunciado un año antes por tener a los perros atados con cadenas, pero la denuncia no llegó a prosperar.

Los hechos por los que se enfrenta ahora a un juicio por delitos leves ocurrieron el 29 de junio de este año. Un vecino advirtió que dentro de una finca había una perra que llevaba bastante tiempo convulsionando sin ser atendida. Desde el momento que se dio la alerta (sobre las 12.00 horas) hasta que se pudo auxiliar al animal, cuando el dueño se personó en el lugar, habían pasado más de seis horas.

Vega fue trasladada a una clínica veterinaria, a la que llegó en estado semicomatoso y tuvo suerte de salvar su vida, pues las convulsiones fueron tan fuertes que si no llega a ser tratada habría fallecido. Los dos días siguientes la perra siguió sufriendo convulsiones y cuando se le estabilizó fue trasladada a una casa de acogida, donde no volvió a sufrir estos ataques excepto un episodio leve al poco tiempo de llegar.

Años de maltratos

La Asociación Amigos da Canceira de Poio explicó que, además de su estado de salud, Vega presentaba síntomas de abandono, pues tenía una conducta que evidenciaba que no había tenido mucho contacto humano, como evitar la mirada, adoptar posiciones defensivas, tratar de esconderse o, en muchos casos, reaccionar cuando alguien se le acercaba haciendo amagos de atacar, pero sin llegar a hacerlo. "Estuvo mucho tiempo sin querer entrar dentro de la casa de acogida, prefería dormir en el jardín; ahora es al revés, no quiere salir de la casa, pero después de mucha paciencia y mucho cariño", apuntan desde la asociación.

Numerosos testimonios apuntan que el propietario de Vega la tenía a ella y a otros perros atados y solos en la finca durante todo el día.

Pero Vega sigue sin tener suerte, ya que a finales del mes de julio se le detectó un cáncer en la zona del morro. Ante lo complicado de la operación y del posoperatorio, se ha decidido no someter a la perra a esas duras intervenciones y darle la medicación necesaria para que tenga la mejor calidad de vida mientras pueda.