Hace tres años, cuando no estaba tan afectada como ahora, Lara de Saa decidió acercarse a la Asociación Sociosanitaria Educativa Inflamatoria Intestinal (Asseii) porque necesitaba que estar con personas que la entendieran.

A través de su madre, que actualmente es auxiliar en el servicio de Digestivo del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra, un día se animó a probar y desde entonces está enganchada al cariño y humor que Ángela, Víctor, Tita y Cintia ponen en su vida: "Te motivan con sus actividades y con su apoyo, porque empatizan y ves que realmente te entienden. De hecho, la ayuda psicológica llegó por parte de Asseii y eso para mí supuso una gran ayuda, ahora veo las cosas de diferente manera", explica Lara.

Para esta joven pontevedresa, Ángela Paz y Víctor Loira son un referente en su día a día; de hecho, ambos le aportan esas fuerzas inhumanas que le hacen seguir caminando hacia adelante, pasito a pasito. "Muchas veces me animo diciéndome que si ellos pueden, yo también. Me liberó mucho conocerlos y también me encanta el humor con que nos tomamos que tengamos que ir al baño cada dos por tres", comenta de Saa. Por otra parte, su familia es su pilar fundamental, y es que para Lara, sus dos sobrinas son el motor de su vida. "Sólo con verlas y poder pasar un ratito con ellas ya soy feliz", cuenta la joven.

A Lara, si hay una lección que esa extraña compañera de viaje le ha enseñado es que "la vida, al final tiene otros caminos. Si no hubiera tenido esta enfermedad no habría conocido a todas las personas que me rodean y puedo valorar mucho más las pequeñas cosas. Salir un día a pasear ya es un sueño, o poder jugar con mis sobrinas en el parque. Eso, para mí, ya lo es todo".