La última oleada de incendios en Galicia contó de nuevo con el despliegue de los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en algunos de los fuegos más graves que se produjeron recientemente en Porto do Son, Fisterra o Ribeira. Un aporte fundamental que se suma a los servicios de extinción de la propia Xunta o de Ministerio de Agricultura, Pesca o Alimentación con los que trabajan en "estrecha coordinación".
Durante el verano, estos efectivos de la UME están desplazados de forma permanente en Pontevedra, en la base General Morillo de la Brilat, con el objetivo de mejorar los tiempos de respuesta en caso de activar a esta unidad militar especializada ante un incendio que pueda tener consecuencias de gravedad. Y más en una zona de riesgo y tan afectada por los incendios como Galicia.
El despliegue diseñado por Defensa permite que la UME se pueda intervenir en cualquier punto del territorio nacional en menos de cuatro horas. A la base de Pontevedra se moviliza un destacamento compuesto por militares del Batallón V de la UME (BIEM V) con sede en León. El subteniente Pablo San Agustín explica el funcionamiento de este operativo que permite tener siempre dispuesto un destacamento en Figueirido en caso de incendio. Desde el 1 de agosto y hasta el 30 de septiembre permanecen en la base General Morillo de la Brilat en todo momento un total de 25 militares con su correspondiente equipo dispuestos por si fueran activados en cualquier momento para intervenir en caso de emergencia. Sin embargo, la movilización de efectivos puede ser mucho mayor. "En el caso de que estos 25 militares sean activados para intervenir ante algún incendio, de inmediato parten desde León hacia Pontevedra otros 25 efectivos de una unidad espejo para estar preparados para su relevo en el caso de que sea necesario", indica. Así, se irán alternando en turnos de 12 horas de lucha activa contra el fuego y serán relevados tras 72 horas activos por nuevo personal de este Batallón V. Así, por ejemplo, la intervención del destacamento en el incendio que se produjo recientemente en Porto do Son supuso un despliegue de 76 efectivos con 29 medios militares, entre ellos seis autobombas, dos nodrizas y un autobús además del apoyo de 1 helicóptero de reconocimiento con base en León. El número de efectivos se puede reforzar en caso de que la gravedad de la emergencia así lo requiera.
En dicho incendio, las misiones principales que desarrollaron fue la defensa de distintos núcleos habitados frente a las llamas, la liquidación de focos activos y el perimetraje del incendio.
Según explican desde la UME, mantener este dispositivo activo en Galicia supone la realización de rotaciones continuas de personal, dado que el destacamento desplazado en Figueirido se renueva cada semana haya o no sido necesaria la intervención por parte de la unidad desplazada a Pontevedra.
Inicialmente, está previsto que este destacamento de la UME se mantenga en Figueirido hasta el próximo 30 de septiembre, aunque su presencia se podría prolongar en función de las condicions climatológicas o los niveles de riesgo de incendio. Y es que cabe recordar que la experiencia de los últimos años indica que cada vez son más frecuentes los graves fuegos a finales de verano o incluso en otoño, como ocurrió en 2017 con la oleada de incendios forestales que asoló la provincia de Pontevedra en el mes de octubre.
