Una multa de seis meses a razón de tres euros al día (540 euros) y una orden de alejamiento y comunicación por espacio de un año es la pena que aceptó ayer una pontevedresa condenada por acosar a un primo de su marido (ya fallecido) después de que éste hubiera rechazado mantener una relación sentimental con ella.

Según los hechos recogidos en el escrito de la Fiscalía, y que la mujer reconoció como ciertos en el juicio celebrado ayer, la acusada, G. A. O., enviudó en el año 2012 y entonces quedó en una difícil situación económica. En ese momento recibió la ayuda del primo del que fuera su marido, J. A. F., y víctima en este caso. Así, la acusada comenzó a realizar tareas en el domicilio de J. A. F.

En el año 2013, J. A. F. le manifestó que no quería iniciar ninguna relación sentimental con ella y desde entonces la acusada, "movida por la intención de menoscabar su tranquilidad", vino realizando una serie de acciones dirigidas a "inquietarle y a alterar el normal desarrollo de su vida".

Así, por ejemplo, el escrito de acusación de la Fiscalía relata como entre finales de 2013 y julio de 2017 la investigada, por ejemplo, se presentaba en el domicilio de J. A. F. de forma reiterada "para decirle que le iba a denunciar por malos tratos". En ocasiones, se negaba a marcharse de la casa de J.A. F. y en una ocasión "le mojó con una manguera".

También desde el verano de 2016 la acusada se presentaba en "múltiples ocasiones" en el lugar en el que la víctima desarrolla su trabajo y alguna vez revolvió el interior del furgón en con el que desarrolla su labor profesional.

También en junio de 2017 "causó desperfectos en una de las ventanas de la casa de J. A. tratando de violentarla con una palanca". Además, ese mismo mes "atascó la cerradura de la puerta introduciendo en ella pegamento". También en dos ocasiones sea presentó en la casa y vertió aceite de una garrafa en el agua de la piscina. Por último, en agosto de 2017 la acusada se presentó en el lugar de trabajo y le pidió dinero "diciéndole que iba a sacarle todo lo que tenía".

Según el fiscal, esta conducta "influyó notablemente en el normal desarrollo de la vida ordinaria" de J. A. F. hasta el punto de obligarle "en ocasiones a pernoctar en el domicilio de una de sus hijas o a tener que abandonar lugares en los que se encontraba cuando ella aparecía".

Sentencia firme

La mujer compareció ayer en un juicio en el juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra en el que se llegó a este acuerdo de conformidad que permitió reducir la pena de cinco meses de prisión que solicitaba inicialmente la Fiscalía. La acusada reconoció los hechos y la víctima renunció a cualquier indemnización que pudiera corresponderle por lo que se dictó sentencia en la propia sala, un fallo que es firme.