Como cada 23 de agosto, Pontevedra celebró la Festa do Demo en la víspera de San Bartolomé, fecha en la que el diablo pactó con el Santo para poder salir a hacer fechorías por las calles de la Boa Vila.

La celebración comenzó con la salida del diablo y su séquito a las 12.30 horas desde los arcos de San Bartolomé, donde niños ataviados con cuernos y tridentes esperaban impacientes para pasearse por las calles con O Demo por el centro histórico de la Boa Vila. El propósito fue hacer "maldades", correr, bailar y hacer bromas para divertirse al son de un grupo de músicos tradicionales, parte de la comitiva "infernal".

Ya antes de comenzar el recorrido hasta la plaza de A Ferrería, los niños y niñas llevaron a cabo la tradición de quitarle el rabo al diablo y siguieron corriendo y saltando animados por el séquito. Durante el recorrido se usaron petardos para emular el infierno en la tierra y asustar a todos aquellos que se acercaban al grupo.

A la llegada a la plaza de la Ferrería, los niñas y niños formaron un círculo para rodear al Demo donde siguieron disfrutando de la música y los petardos, los que ya conocían la tradición participaban animadamente, pero los más pequeños y quizás primerizos se asustaban y se resguardaban entre las piernas de los padres para protegerse del ruido.

A las 20.00 horas se volvió a repetir la tradición, el diablo volvió a salir a las calles del casco antiguo para convertirlo, una vez más en un divertido infierno. Esta vez más niños acompañaron al séquito del diablo, bloqueando las calles del recorrido y llamando la atención de la gente de las terrazas.

Para seguir con la fiesta, llegadas las nueve de la noche la Banda de Música de Salcedo ofreció un concierto en honor a San Bartolomé.

Y, para concluir, a las 21.30 horas comienzó la Foliada do Demo en la Praza Curros Enríquez, un viaje a las fiestas de los años 50 del siglo pasado. Para amenizar la velada allí estuvo presente el grupo Os Chichisos y Os Sentenarios que llenó de música y baile la plaza.