Volverán a la calle. Y volverán a hacerlo arropados por familiares, amigos y cientos de vecinos. La familia de Sonia Iglesias, desaparecida hace nueve años, el 18 de agosto de 2010, ha solicitado fecha para celebrar la manifestación en su recuerdo el próximo viernes 30 de agosto. A partir de las 21.30 horas, tendrá lugar la habitual concentración en la Praza da Ferrería, desde donde los participantes se dirigirán a las calles más cercanas en un recorrido que solo tiene un mensaje: buscar respuestas a qué ocurrió con la joven aquel fatídico día.

En la mente de la familia, siempre el mismo nombre, el del que había sido su pareja sentimental desde hacía años, Julio Araújo, y al que le habría comunicado su intención de separarse.

La manifestación tiene lugar siempre coincidiendo con el mes de agosto, cuando se le perdió la pista a Sonia Iglesias. Hará, como también es habitual, una emotiva parada ante la tienda en la que trabajaba, en la calle Benito Corbal, un establecimiento de la cadena Inditex por el que era muy conocida entre los vecinos de Pontevedra.

La causa está archivada provisionalmente. Las últimas noticias públicas que se tuvieron al respecto fue la reapertura de la causa en 2017. A mediados de febrero la Policía Científica registró concienzudamente una vivienda propiedad de la familia del sospechoso, en la que él y Sonia vivieron años antes de la desaparición de esta.

Se trata de un inmueble situado en San Mauro. Hasta se utilizó un georradar que peinó la finca de la vivienda. Se achicó un pozo, se inspeccionó una fosa séptica... Hasta se registró el subsuelo de la capilla. Se buscaba el cuerpo de Sonia Iglesias, pero no pudo ser. Aunque las sospechas también se dirigieron al panteón familiar de los Araújo, con más de 30 nichos, no se llegó a realizar ninguna inspección.

Además, Julio Araújo fue citado en la Comisaría de Policía de Pontevedra junto a su hermano, aunque se acogió a su derecho a no declarar.

Pero estas imputaciones eran de carácter policial, no judicial, lo que volvió a dejar el caso de nuevo en un callejón sin salida.

Visita al zapatero

La última pista sobre la pontevedresa se pierde en la calle Arzobispo Malvar, después de que acudiese a una zapatería. Tenía 37 años y un hijo de 9, al que amaba por encima de todo, de ahí que su familia insistiese siempre en que su desaparición no había sido voluntaria.

Sus padres y hermana lo tuvieron claro desde el principio, algo malo le había pasado.

Sonia solo había comunicado a su entorno más cercano la inminencia de la ruptura. Es más, meses antes de su desaparición se había puesto en contacto con una asociación de ayuda a mujeres para orientarse.

Julio Araújo debía irse del piso en común en unos días después de la Primera Comunión del pequeño, que se había celebrado el 15 de agosto. Por ello, la madre lo mandó a pasar unos días con su hermana y tía del pequeño, Mari Carmen Iglesias, para que el trago para él fuese menor. Pero cuando el día llegó, el citado 18 de agosto, se perdió la pista de la mujer.

La marcha se celebra cada año para que el caso no quede en el olvido, "para demostrar que su familia sigue ahí, luchando, y que esperamos que si algún día aparece algún indicio, la Policía retome el caso", declaró su hermana en una entrevista a FARO hace dos años.