La llegada de la Virgen Peregrina se remonta al siglo XVIII, en el que, según rezan las crónicas, unos de muchos peregrinos franceses que desembarcaron en la que hoy es Baiona portaban consigo una hermosa imagen de una virgen risueña con el niño en brazos que los guiaba y protegía en su peregrinar a Campus Stellae, hoy conocida como Compostela. Los peregrinos franceses dejaron en Pontevedra la advocación mariana hacia La Virgen Peregrina, actual patrona de la Diputación de Pontevedra y del Camiño Portugués. La imagen iba vestida de peregrina, portando el báculo, del cual colgaba una pequeña calabaza para el agua o el vino.