Pocos espectáculos hay más impactantes que la conocida como "rapa das bestas". En la aldea cotobadense de Cuspedriños, en San Xurxo de Sacos, tuvo lugar ayer la corta de las crines de los caballos salvajes de monte, una cita ya histórica en el municipio que reunió a cientos de personas, entre público y "aloitadores".

La rapa comenzó alrededor de las 12 del mediodía, cuando se condujeron a los animales hasta el curro de Cuspedriños.

Como es tradicional, en primer lugar se procedió a la separación de los potros, una tarea importante que determina siempre que el resto de la fiesta se desarrolle correctamente.

Una vez que los animales fueron clasificados, todo quedó listo para la comida campestres, a cargo de Pilar Fuchela.

La rapa dio comienzo a las cinco de la tarde. Al igual que en otras ediciones, pudo participar cualquier persona que así lo desease siempre que se encontrase en las condiciones físicas adecuadas para enfrentarse a los caballos salvajes, que con el forcejeo y el nerviosismo pueden propinar golpes a los "aloitadores".

En una bella lucha con el hombre, ya que la gran mayoría de los participantes son del sexo masculino, las bestias terminan rindiéndose y dejándose cortar las crines.

La rapa concluyó con un sorteo de rifas para ayudar a mantener viva la fiesta.

La rapa das bestas es una de las fiestas más tradicionales de Galicia. Además de proceder a cortarles las crines, los animales son revisados para desparasitarlos en caso necesario o curarles posibles heridas. Los cabllos de los curros son de raza gallega pura y mestiza.

Las rapas son uno de los reclamos turísticos más importantes de la zona de interior de la comarca de Pontevedra. En la de ayer de Cuspedriños había numerosos turistas, que, cámara en mano, no se quisieron perder la tradicional lucha.