Los vehículos no podrán circular por el casco urbano de Caldas a más de 30 kilómetros por hora. Así lo decidió el pleno municipal el pasado martes al aprobar una moción del PSOE que tuvo el apoyo del BNG y que contó con el rechazo del PP. La iniciativa no se ejecutará de manera inmediata, al tener que cambiar toda la señalización viaria en el casco urbano que está prevista que se haga en los próximos meses.

La reducción del límite de velocidad del tráfico a 30 kilómetros por hora afectará a todos los viales municipales y provinciales del casco urbano. Además, el acuerdo plenario incluye trasladar una petición al Ministerio de Fomento para que se aplique la misma medida en las dos carreteras nacionales que atraviesan el municipio y que concentran el mayor peso de tráfico, la N-550 y la N-640 en las avenidas Pedro Mateo Sagasta, Dolores Mosquera y San Roque, así como en las calles José Salgado, Juan Fuentes y A Ferrería.

"En las vías municipales y provinciales será de carácter inmediato pero no tenemos una fecha prevista porque es necesario cambiar la señalización", explicaba el alcalde accidental, Manuel González, que resaltaba que los criterios para realizar la propuesta son medioambientales. "Es una propuesta del Plan de Mobilidade para reducir la emisión de dióxido de carbono que redunda también en la seguridad vial pero esto es algo que no principal porque no tenemos problemas de atropellos ni accidentes relevantes en el casco urbano", especificó. La medida es una de las primeras desde las elecciones municipales. "Nos pidieron un cambio y queremos demostrarlo con hechos, queremos apostar por la transición ecológica y la sostenibilidad y este es el primer paso", apuntó González.

Además, desde el Concello esperan que la medida influya en el tráfico de la variante. "Muchos vehículos que no paran en Caldas no la utilizan y está perdiendo volumen, queremos que se reimpulse para liberar el tráfico del centro, sobre todo porque en muchos trayectos está justificado que la usen", apuntó González.