El puente do Burgo permanecerá totalmente cortado al tránsito de peatones (además de coches) al menos dos meses más. Así lo explicó ayer el edil de Obras Demetrio Gómez. No se satisfarán las demandas de los comerciantes del casco vello para que se facilite el paso de personas, porque el Concello necesita cumplir los plazos estrictos de la obra, financiada por la Unión Europea.

Respecto al malestar de los comerciantes del centro histórico por los perjuicios que este cierre causa al pequeño comercio de la zona monumental, el concejal de Obras, Demetrio Gómez, aseguró que "nosotros siempre estamos dispuestos a colaborar con el pequeño comercio en todos los puntos de la ciudad", y en el caso de la zona monumental recordó la colaboración del Concello con la asociación de comerciantes del barrio en numerosos aspectos e incluso con financiación.

En cuanto a la obra, el concejal explicó que "el puente do Burgo tiene dos características fundamentales: una es que estamos trabajando en los orígenes de la ciudad, donde nace Pontevedra realmente y en el elemento más emblemático del Camino Portugués a Santiago, por lo que queremos trabajar para que todo quede perfecto, porque vamos a dejar ahí nuestra huella para muchas generaciones de pontevedreses y pontevedresas que vengan detrás; y por otra parte tenemos para esta obra una financiación de la Unión Europea que exige que cumplamos los plazos y esos plazos son estrictos", argumentó el concejal para justificar el corte total del puente al tránsito de peatones.

De este modo el edil de Mobilidade lamentó no poder atender la petición de los comerciantes de abrir el paso, como sí se hace en otras obras, cuando no hay plazos estrictos que cumplir y los trabajos se pueden extender más de lo previsto.