La Consellería de Infraestruturas, de la que depende Augas de Galicia, protagonizó durante años una polémica con el Concello de Poio para obtener terrenos en los que ubicar una depuradora que ahora queda descartada. Fuentes de la consellería apuntaron ayer que la Xunta "desconoce" el proyecto presentado ayer y recordó que en su día se identificó el núcleo de Raxó como "uno de los problemas a solucionar" para acabar con la contaminación en la ría.

Para la Xunta, esa solución pasaba por una depuradora, que el pasado año se declaró de interés general del Estado, por lo que dejó de depender del gobierno gallego y pasó al central, que ahora presenta esta propuesta. Si continúa en manos de la consellería la mejora de la depuradora de Placeres, en la orilla Sur de la ría. Con nueve ofertas sobre la mesa, aún no se ha adjudicado una obra de 16.5 millones.

Por su parte, la primera teniente alcaldesa de Poio, Chelo Besada, se mostró muy crítica con la Xunta al señalar que "esta solución (la de ayer) nunca la tuvo en cuenta" durante las conversaciones que se han llevado a cabo en los últimos años y que calificó como "una verdadera tortura", pues "se culpabilizaba a Poio del problema de depuración de la ría".

Besada apuntó que hubo "muchas reuniones con Augas de Galicia" que no llegaron a buen término y quiso recordar que la exalcaldesa de Sanxenxo Catalina González "propuso una solución parecida", pero no se tuvo en cuenta.

Por su parte, el alcalde de Poio, Luciano Sobral, confirmó que "esta posibilidad nunca se llegó a poner sobre la mesa", pero no quiso redundar sobre las conversaciones del pasado, sino que recalcó que "hay que mirar hacia el futuro", valorando muy positivamente la colaboración entre ayuntamientos.