La comunidad de montes de Mourente celebró ayer sus 25 años de historia y conmemoró con diversas actividades la constitución oficial del colectivo, el 15 de mayo de 1994. Pero la fiesta tuvo un marcado carácter reivindicativo, en defensa del emblemático Carballo de Santa Margarida, el árbol ensalzado por el Padre Sarmiento y que preside desde hace cientos de años el atrio de la capilla del mismo nombre. Pero los vecinos sostienen que su futuro está en entredicho porque "su conservación es muy deficiente y el carballo sigue abandonado y el tráfico continúa perjudicándolo día a día".

Durante la cita de ayer se repartió entre todos los asistentes unas chapas con el dibujo del árbol (logotipo de la propia comunidad de Mourente) con el lema ya empleado en anteriores movilizaciones: "Salvemos o Carballo!"

El colectivo que preside Carlos Morgade entiende que las "actuaciones de las entidades con competencias en su cuidado y conservación (consellerías de Medio Ambiente y Medio Rural, Arzobispado de Santiago y Concello siguen siendo muy deficiente".

Añade que "mientras el Concello hizo una actuación de urgencia por motivos de seguridad, la Consellería de Medio Ambiente, a la que la ley encomienda la vigilancia de los árboles singulares y una función tutelar para obligar al propietario (en este caso el Arzobispado de Santiago) a cuidar y atender el carballo, es la que mas claramente está incumpliendo la ley".

Recuerda que "un estudio sobre su estado de conservación confirmó el diagnóstico de la Estación Fitopatolóxica del Areeiro" por lo que los comuneros consideran que "ya llegó la hora de una actuación coordinada y integral sobre el carballo y su entorno, sin más dilaciones ni excusas". Por ello, no descarta nuevas movilizaciones e insiste en la creación de un patronato para su cuidado y protección.

Es una idea que manejan desde hace al menos dos años. El futuro patronato sentaría a la mesa de defensa del carballo a Concello de Pontevedra, Consellería de Medio Ambiente, Consellería de Cultura (por el área de Patrimonio), Diputación provincial y Arzobispado de Santiago de Compostela. Su función sería la de supervisar el cumplimiento de un proyecto de recuperación y gestión que "recoja las actuaciones necesarias para favorecer el desarrollo biológico del carballo y evitar o retirar todas aquellas que supongan un lastre", según exponían en agosto de 2017, poco después de que se produjera la caída de una rama seca de unos 200 kilos. Proponían, por ejemplo, la retirada del badén que actualmente se halla en la zona o hacer un estudio sobre las posibles medidas para reducir la vibración y contaminación a la que está sometido el carballo.