Un gesto tan simple y cotidiano como el de tomar una taza de café puede ser para una persona con artritis una auténtica proeza. Para demostrar las dificultades que tienen los pacientes de esta enfermedad, la Asociación Enfermos de Artrite Pontevedra (ASEARPO), miembro de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis), entidad que colabora con esta acción, instalaron ayer en el Hospital Montecelo una mesa informativa.

A todas las personas, tanto profesionales sanitarios como usuarios del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, se les invitó a tomar un café con un guante especial con el que pudieron comprobar la falta de movilidad que llega a sentir un paciente de artritis. También se les limitaron otras articulaciones, como las rodillas y los codos, para que experimentasen la rigidez que provoca la enfermedad.

El objetivo de esta acción es concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad crónica, autoinmune e incapacitante en cualquiera de sus formas (artritis reumatoide, artritis psoriásica, artritis idiopática juvenil y espondiloartritis), que afecta a cerca de un millón de personas en España y cerca de 23 millones a nivel mundial. A pesar de esta incidencia, son patologías muy desconocidas debido a que sus síntomas y efectos, como el dolor, la inflamación, la rigidez, la falta de movimiento o la fatiga, son invisibles de cara a los demás.

Incidencia

Uno de cada cuatro usuarios del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra sufre una enfermedad de tipo reumatológico. Las más graves son las inflamatorias, que afectan más a niños y gente joven.

Casi todas tienen una predisposición genética. Sobre ella actúan factores ambientales; el más conocido y demostrado es el tabaco.

La artritis idiopática juvenil, AIJ, es considerada una enfermedad rara que afecta a uno de cada 2.000 menores de 16 años. Se desconoce su causa, aunque se sabe que ciertas alteraciones inmunológicas pueden desencadenarla.

El cuadro clínico está condicionado en gran medida por que el niño no tiene la capacidad que tiene un adulto para expresar lo que siente. Es crónica, de ahí que aunque se diagnostique antes de los 16 años no quiere decir que después desaparezca.

Cada tratamiento depende del cuadro que tenga el niño en cuestión. Puede ir desde el tratamiento local en la articulación inflamada hasta formas más graves con un tratamiento más prolongado.

Generalmente, el tratamiento de los niños se centra en la administración del menor número de fármacos posible y en el mantenimiento del niño asintomático.