Pontevedra revivió ayer la tradición del Corpus Christi, como se conoce popularmente a la conmemoración de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Una cita que en Pontevedra custodia también una serie de ritos centenarios y les da continuidad evitando que se pierdan con el paso del tiempo.

Una de estas tradiciones es la que corresponde a la parte gremial, en donde juega un papel fundamental el Gremio de Mareantes. Los distintos colectivos profesionales sacan a sus patronos en procesión y en esta ocasión el número de imágenes que salieron con el Corpus fueron de siete, una más que el año pasado. Aún así, la falta de voluntarios provocó que quedasen otras tantas de las 14 imágenes gremiales sin sumarse a la comitiva religiosa.

Así, una cruz de flores abría el paso a la comitiva en la que desfilaban estas siete imágenes, la de San Sebastián, San Mauro, San Roque, San Julián y San Telmo y San Miguel, representando al Gremio de Mareantes y la gente del mar. Si el año pasado eran solo santos varones los que se sumaron a la procesión, en la celebración de ayer también se pudo ver a la Virgen Blanca.

Caña blanca y pan de maíz

La jornada comenzó dando cumplimiento también a una tradición que se pierde en la noche de los tiempos en Pontevedra. El gremio de Mareantes recibe a la Corporación Municipal con el alcalde a la cabeza y les ofrece un vaso de aguardiente blanca y pan de maíz. Tras la degustación, la comitiva recoge las tallas religiosas y continúa hacia Santa María en donde se oficiaba este año la solemne misa y de la que partió la procesión hacia San Bartolomé.

En el caso de Pontevedra, la celebración del Corpus Christi se prepara a través de una Coordinadora Interparroquial que representa a todas las del municipio. Y este año los fieles estuvieron muy pendientes hasta última hora del cielo, ante las intensas lluvias caídas de madrugada. Con todo, las precipitaciones dieron el respiro justo para que los voluntarios pudieran elaborar unas bonitas alfombras florales en los accesos a la basílica de Santa María. Esto provocó que fuesen menos que en otras ediciones (no dio tiempo a hacerlas en A Ferrería, como también es costumbre) pero las que se instalaron en Santa María fueron muy vistosas. Fueron también muchos los vecinos que adornaron sus balcones con tapices y banderas al paso de la procesión.

El tiempo también permitió que a las doce del mediodía la procesión pudiera salir sin ningún tipo de problema para realizar su recorrido de costumbre por la zona vieja. Tras la parada de rigor en A Ferrería para realizar un breve acto eucarístico, continuó hasta su destino en San Bartolomé.

Mensaje ecologista

Fue una celebración del Corpus que este año tenía como lema "Y renuevas la faz de la tierra" con el que la Conferencia Episcopal quería invitar a a "alabar a Dios por la creación" pero a su vez lanzar también un mensaje ecologista denunciando "el maltrato y contaminación de que está siendo objeto la naturaleza, expoliada y sometida a la cultura del descarte".

Por este motivo, el cartel de este año del Corpus en Pontevedra mostraba el río Lérez, el puente de O Burgo y los edificios "con el deseo de convertir esta estampa en algo más que un hermoso paisaje urbano, a fin de convertirla en un lugar donde se custodia la belleza y la dignidad humana".