Afronta su sexto mandato, pero no aclara si será el último. "Vamos partido a partido", dice. Miguel Fernández Lores aspiraba a la mayoría absoluta, por vez primera en veinte años y se quedó a dos concejales, por lo que se ve obligado a buscar acuerdos, estables o puntuales, con los cuatro ediles del PSOE. Pero cree que aún es pronto para dar nada por sentado. Califica de buenos los resultados del pasado domingo pero admite que las encuestas les jugaron una mala pasada.

-Con el 39,8% de los votos y 11 concejales, los resultados del domingo son los segundos mejores para el BNG (tras los de 2015) en seis elecciones, pero la sensación que muestran es de decepción.

-Todas las encuestas nos daban la mayoría absoluta o rozándola y la misma noche electoral la TVG hablaba de una horquilla entre 13 y 15 concejales. En las demás ciudades, los sondeos acertaron pero aquí fallaron, tanto para nosotros como para el PP, que nunca se le otorgaban más de siete y sacó nueve.

-¿Pero ustedes quizás tendrían sus propias cuentas, más prudentes?

-¿Qué cuentas? Sabíamos que iba la cosa bien, pero no sé si fue que había voto oculto o qué pasó. En todo caso, nuestro resultado es muy bueno. Muy pocas fuerzas en el estado, salvo PP y PSOE, llevan 20 años y logran el 40% de los votos. Con esto quiero decir que es muy complicado, pero en el momento en el que salen unas encuestas que nos dan mayoría absoluta y después no aciertan, hay una cierta decepción general, no solo a mí.

-El escrutinio empezó con un empate a diez concejales entre BNG y PP.

-Las primeras mesas que llegaron ofrecían unos resultados decepcionantes, pero al final, si analizamos el global, ganamos en la mayoría de las mesas, incluso en Monte Porreiro. Los resultados son semejantes a otros años e incluso se creció en algunas zonas. Pero para decir las cosas claras, aquí hubo una inversión económica potentísima, de millones de euros gastados por Ence para pedir el voto para el PP. Gastaron millones de euros en la campaña y no solo en Pontevedra, sino también en Poio y Marín. Se hizo una inversión potente para influir en estas elecciones y eso afectó. Si el BNG, que destinó 50.000 euros a la campaña, tuviera cien veces más presupuesto también se podría movilizar a todo el mundo, desde juntas de montes, a clubes deportivos, asociaciones de todo tipo, que fueron convocadas expresamente a la manifestación (a favor de Ence del día 25 de abril). Pese a todo, sacamos unos resultados buenos.

-¿Y qué influencia tuvo esa campaña de la que habla?

-El PP de Pontevedra hubiera sacado entre cinco y seis concejales, y el resto es Ence, directamente. No sé si era voto oculto o qué, pero trabajaron hasta el último día, hasta la jornada de reflexión. Incluso (os trabajadores) acudieron a insultarnos a un mitin y después (Alberto Núñez) Feijóo dijo que somos nosotros los que generamos crispación. ¡Hay que tener cara!

-Pero fue el PSOE el que abrió esta vez el conflicto (al allanarse el Abogado del Estado en el recurso contra la prórroga) y ganó votos.

-Con el PSOE también funcionó esa campaña porque obtuvo en Pontevedra los peores resultados de todas las grandes ciudades.

-Aún así, mejores que hace cuatro años.

-Un concejal más. En Santiago pasó de cuatro a diez y A Coruña de seis a nueve. En todos los sitios subió espectacularmente salvo aquí. Claro que le afectó, aún en medio de su fenómeno al alza. La campaña de Ence fue contra el BNG y contra el PSOE. Nosotros perdimos 550 votos, que les salieron caros. Subimos en muchas mesas y quizás hubiéramos subido más sin esa campaña, y no hubiéramos bajado donde lo hicimos. Se pueden hacer las lecturas que se quieran pero hubo una ofensiva de Ence metiendo dinero para pedir el voto para el PP.

-¿Eso también provocó la debacle de Marea o en este caso hay otras razones?

-No me atrevo a opinar, pero creo que en ese caso no tiene nada que ver. Estaría más relacionado con su división interna porque el descenso fue generalizado en toda Galicia.

-Sea como sea, el apoyo en el casco urbano es aplastante, algo impensable hace treinta años para el BNG

-En la ciudad y en la gran mayoría de las parroquias del Sur excepto Lourizán. Después de ella, las dos más grandes son Marcón y Mourente, donde ganamos.

-Pero en otras ocho parroquias ganó el PP.

-Igual no pasaba eso sin la campaña de Ence. Hay una influencia a favor del PP que afectó a todo el municipio. En unos sitios se notó más y en otros se notó menos.

-Ahora hay que pensar en el mandato porque la investidura parece asegurada.

-Supongo que sí. Nuestra posición sobre el próximo mandato es, en primer lugar, que es totalmente nuevo. Me lo planteo como si fuera el primero, sabiendo que tenemos que conseguir la excelencia para que las cosas vayan bien, porque no nos valen los notables ni los sobresalientes bajos. Solo los altos o matrículas y aún así, globalmente los resultados son positivos. Seguimos gobernando, después de veinte años. Estamos ya trabajando en qué podemos hacer para que la gestión sea de matrícula y eso requerirá muchas modificaciones, no damos nada por cerrado ni a nivel interno ni a otros niveles. Pero no sabemos si vamos a gobernar solos o no, ni que áreas o concejales habrá. Solo sabemos que tenemos que mejorar el funcionamiento de la administración y de hecho, en la campaña ya hablamos de eso, que es necesario dar un salto cualitativo porque la gente cada vez es más exigente y habrá que utilizar nuevos métodos de participación y de mejora. En eso estamos trabajando. Más allá de eso, no puedo decir nada porque no está decidido. Solo está claro que el alcalde será del BNG, obviamente. La derecha no tiene mayoría y el PSOE estará pensando en votarnos si hay un acuerdo formal o en abstenerse.

-¿Qué quiere decir eso del mandato nuevo? ¿Qué se hace borrón de todo lo de años anteriores?

-Nosotros no vamos a modificar de línea. Estamos abiertos a hablar y negociar, igual que hablaremos con el PP de cuestiones razonables o de funcionamiento de la corporación, de respeto a todas las fuerzas, porque vamos a estar juntos durante cuatro años. Lo que quiero decir es que vamos a intentar trabajar qué cuestiones son más importantes, qué mejoras hay que hacer en la administración, aunque ya marcamos nuestras prioridades en la campaña en materia de infraestructuras, equipamientos, servicios en todo el municipio o proyección de la ciudad. Eso no cambia, pero sí vamos a darle una voltiña a las cosas y a trabajarlas bien.

-¿Será una reflexión interna o con el PSOE?

-Primero internamente y después veremos las posibilidades que hay de gobierno con el PSOE. Si consideramos que es positivo para la ciudad un gobierno de coalición se hará, pero si vemos que no, no la habrá.

-En la situación actual, con once concejales del BNG y cuatro del PSOE ¿Cómo se sentiría más cómodo, gobernando en solitario o en coalición?

-No lo sé. Depende de los demás, no solo de mí. Más cómodo es gobernar en solitario, pero sin mayoría para los presupuestos y lo demás, habrá que buscar otras opciones. Yo creo que lo mejor es hacer un planteamiento a cuatro años, que puede ser en coalición o no, porque no es de recibo que dentro de un año estemos discutiendo asuntos fundamentales. Pero a día de hoy no hay nada decidido y no será en tres días.

-En este proceso ¿puede influir lo que se negocie en las demás ciudades e incluso lo que ocurra en la Diputación?

- En principio vamos a mirar lo mejor para los intereses de Pontevedra, pero también es cierto que habrá negociaciones a nivel gallego y provincial. No sé si entrará todo en el mismo saco, pero yo voy a defender los intereses de Pontevedra, obviamente, que no tienen que ser distintos a los de Galicia o la provincia, pero analizaremos el caso de Pontevedra específicamente.

-¿Aceptarían ustedes un "intercambio de cromos"?

-Ese concepto no me gusta. Lo que me interesa es que esta ciudad avance y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Por ejemplo, el gobierno de la Diputación funcionó bien porque en 2015 hubo un acuerdo donde se sentaron las bases para ello. Hubo una negociación, con unos principios básicos donde cada uno tenía claras sus áreas y con respeto mutuo. Y si se consigue un acuerdo de esas características, en la Diputación fue positivo.

-¿Esa fórmula le valdría a usted?

-Me podría valer, pero no sé cuales son los planteamientos que trae el PSOE, tanto a nivel local como provincial como en Galicia.

-Hablando de la Diputación. ¿Al BNG le interesa repetir ese acuerdo y seguir en el gobierno provincial?

-Depende de las condiciones y de lo que se busque. Es una decisión que no vamos a tomar ni hoy ni mañana ni probablemente en quince días. En el caso del Concello lo razonable sería decidir antes de la toma de posesión (el 15 de junio) pero la Diputación aún tardará más.

-En el mandato pasado el gobierno municipal pudo apoyarse en el PSOE, Marea o incluso, en algún momento puntual, en Ciudadanos, pero ahora solo hay una opción. ¿Les preocupa esa limitación de posibles alianzas?

-Para nada. Hay que meter en el bombo todas las posibilidades y luego ya veremos

-Los socialistas ya se han ofrecido a negociar y se muestran favorables a entrar en el gobierno local.

-Ya hablé con Tino (Agustín Fernández, cabeza de lista del PSOE), nos felicitamos mutuamente, y quedamos en hablar para ves qué es mejor, pero debe ser un proceso calmado y reposado, no inmediato.

-¿No hay entonces un plazo ni siquiera el límite de la investidura?

-Hablaremos antes de ese día, probablemente sí, pero no sé si habrá acuerdo o no.