-El nuevo sistema de basuras ya se anunció en el mandato anterior pero no funcionó como se esperaba.

-Probablemente ya hemos avanzado en el proyecto final más del 50%. Un cambio sustancial en la recogida y tratamiento y en la participación de los vecinos en ese nuevo modelo no se consigue de la noche para la mañana sino que hace falta un trabajo puerta a puerta, individuo a individuo., mucha formación, explicación y diálogo. Es un proceso lento y el avance ya realizado nos va a permitir ser la primera ciudad del estado que cumpla con las directrices de la UE sobre reutilización de los residuos urbanos, especialmente la materia orgánica. Se podrá decir que vamos lentos, pero estamos a años luz de otras ciudades que no están haciendo absolutamente nada.

-¿El plazo que impone Europa sigue siendo diciembre de 2020?

-Europa tiene dos plazos, 2020 y 2023. Probablemente tengamos dificultades para cumplir el primero, pero nadie lo hará. Vamos a estar cerca y desde luego en 2023 sí vamos a cumplir todos los parámetros exigidos pero las demás ciudades, por mucha prisa que se den, llegará antes que nosotros. La experiencia que tenemos es que hubo varios proyectos e intentos pero por hacerlo apresuradamente, muchos de ellos fracasaron o no llegaron al objetivo. Nosotros preferimos hacerlo con más calma y bien hecho. Para que esto funcione tiene que haber personal formado. Ahora estamos desplegando los composteros individuales en el rural, está definido lo que tenemos que hacer, hemos avanzado en proyectos pioneros de compostaje comunitario que funcionan perfectamente y ahora hay que diseñar el sistema completo, adaptarlo a un nuevo contrato de basuras, que habrá que licitar y después de las elecciones nos pondremos a trabajar en él para adjudicarlo en 2020 o 2021. Será entonces cuando el sistema se aplique al 100%. Hasta ahora estuvimos trabajando y, sin que sirva de excusa, desde las demás fuerzas políticas solo se pusieron palos en las ruedas. Aún así vamos a llegar.