Agentes de la Policía Nacional de Pontevedra han detectado nuevamente en la ciudad del Lérez la presencia de personas dedicadas a los conocidos como "hurtos amorosos". En estos casos, los denunciados se aproximaron a sus víctimas con diversas excusas con el fin de ganarse su confianza y así mantener un contacto físico que les permitiera sustraerles objetos sin que se percataran.

Estos individuos escogen a sus víctimas, principalmente personas de avanzada edad portadoras de joyas, y se dirigen a ellas intentando ganarse su confianza con alguna excusa, como la semejanza con algún familiar, consultar una dirección, o incluso con el ofrecimiento de sexo. Una vez que ya han creado este primer vínculo, los autores establecen contacto físico con sus víctimas y aprovechan para sustraerles los objetos de valor. En la mayoría de los casos, las víctimas no se dan cuenta de que les habían quitado objetos de valor hasta que los presuntos autores ya se han marchado del lugar.

Estos individuos se dividen en equipos de trabajo constituidos por un conductor, generalmente varón, que se encarga del transporte, localización de las víctimas y facilitar la huida y al menos dos mujeres encargadas de cometer directamente la sustracción.

Esta semana se han presentado dos denuncias en la Comisaría de Pontevedra por este tipo de hurtos amorosos. En una de ellas la víctima fue un hombre de 83 años que denunció la sustracción de un cordón de oro. El hombre fue abordado por una mujer joven que se mostró muy cariñosa y le decía que se parecía mucho a su abuelo dándole un abrazo, tras irse del lugar la víctima se percató de que le habían sustraído el cordón de oro valorado en 1.500 euros.

La segunda denuncia la fomuló una mujer de 72 años a la que la presunta autora se acercó diciéndole lo mismo, que le recordaba a su abuela dándole un abrazo momento en el que le sustrajo una cadena de oro. En Marín hay también una denuncia interpuesta por un hombre de 80 años en la que relata cómo una joven le abordó para pedirle ropa vieja que no usara para colaborar con la gente necesitada le agarró la mano y le robó un reloj de 2.000 euros.