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El meollo

No hay partido

Las elecciones municipales del próximo 26-M tienen un valor muy relativo en Pontevedra

No hay partido

Las elecciones municipales del próximo 26-M tienen un valor muy relativo en el Ayuntamiento de Pontevedra, porque se sabe ya el resultado de antemano: Lores continuará siendo el alcalde de la ciudad hasta que se canse de serlo. No hay partido, por inhibición de unos e impotencia de otros.

Despejada la incógnita más importante, tenemos que conformarnos aquí con barajar otras incógnitas de menor calado para el interés general, aunque sí lo tengan desde una óptica partidista, que es otra cosa distinta.

El Meollo de la cuestión para Lores y el BNG está en adivinar si van a lograr por primera vez una mayoría absoluta, después de veinte años de gobierno municipal. Ese parece su reto y quizá solo el PSOE podría impedirlo. No obstante, se trata de un asunto meramente crematístico, de puro pedigrí; porque lo cierto y verdad es que los nacionalistas nunca estuvieron más cómodos al frente del gobierno municipal que en esta última legislatura.

Para Agustín Fernández, el Meollo de la cuestión está en saber cuántos concejales más sumará el PSOE gracias al efecto Sánchez: si uno o dos. Cuatro años antes, su gran triunfo fue mantener los tres concejales que ya tenía. Cuatro años después, su desafío continúa siendo nimio. Con un grupo municipal de cinco concejales, los socialistas no van a ninguna parte, porque el BNG sabe bien que no necesita ese apoyo para hacer de su capa un sayo.

El reto de En Marea consiste en quedarse como está, que también parece poca cosa. Pero el Meollo de la cuestión está en comprobar si la apuesta de Luís Rei por Teresa Casal resulta o no acertada, aunque me temo lo peor. Ya veremos si la ex concejala socialista no acaba por arrepentirse de su última aventura política. Al menos, los temores iniciales que el fichaje despertó entre sus antiguos compañeros están totalmente disipados.

El Meollo de la cuestión para Cs está en saber sí el peso de su marca resultará suficiente para conservar su representación y soslayar el salto en el vacío que supuso el cambio de Goyo Revenga por María Rey, al frente de su lista electoral. La duda sobre el rédito de la operación parece razonable.

Finalmente, el Meollo de la cuestión para Rafael Domínguez está en no conseguir menos ediles que Jacobo Moreira, cuando el PP sufrió su mayor descalabro electoral. Sacar un concejal más y llegar a ocho sería un resultado muy meritorio para él, pero pobre de solemnidad para el partido.

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