El Concello de Caldas celebró ayer un homenaje a Ania Horszowski fallecida en Caldas recientemente a los 98 años y que fue una víctima del holocausto nazi.

La plantación de un olivo (símbolo de la paz) en el jardín-botánico fue el homenaje que el concello y los vecinos de Caldas realizaron, en presencia de su familia, a esta vecina, fallecida tras una dura existencia en la que sufrió el holocausto nazi.

Ania Horszowski, judía, nacida en Polonia, y que eligió Caldas de Reis, en 2010, para disfrutar de sus últimos años de vida falleció a los 98 años de edad. Hasta su fallecimiento, Ania Horszowski, compartió con todo aquel que la quiso escuchar sus experiencias, su vida; tratando de transmitir, sobre todo a los más jóvenes, el horror de la guerra y el racismo.

El encargado de cerrar el acto fue el alcalde, Juan Manuel Rey, con unas palabras en las que recordó la figura de esta mujer valiente y culta, unas palabras especiales para quienes como ella arriesgaron su vida por los demás, y contribuyeron a mantener vivo en nuestra memoria el recuerdo de un acto tan inhumano como fue el holocausto para que no se vuelva a repetir.

"Todos tenemos la obligación de luchar por la libertad y la justicia, la democracia y la dignidad humana, hoy y siempre", afirmó el regidor.

Una vida traumática

En 1943 perdió a su madre. Los nazis la sacaron de la cama y la mataron en el patio de un tiro. Tenía 50 años. Catorce días después, cuando llegó al hospital con un vaso de compota para su padre, el tifus había acabado con su vida. Con 21 años, se quedó sola.

Paulatinamente, cerraron las calles que conducían al gueto. "Nos daban poca comida y no había dinero", narró Ania. Periódicamente, les ordenaban que se pusiesen en fila en el patio, en una los que estaban en condiciones de trabajar y en la otra los que no podían hacerlo. "Éramos miles y enfrente había trenes vacíos".