La experiencia de traslado del mercadillo ambulante de los sábados a pleno centro de la ciudad fue acogida satisfactoriamente ayer tanto por vendedores como por clientes. Aunque para muchos de estos últimos fue toda una sorpresa encontrarse, prácticamente, con los puestos a pie de casa reconocen que de esta forma ponen fin a varios años sin cruzar el puente para acudir a la feria del fin de semana. El aparcamiento sigue siendo, como es habitual en el centro, el principal escollo para plantearse luchar por un traslado definitivo por parte de los feriantes y las complicaciones que la carga y descarga supondrían.

El Mundial de Triatlón, que este fin de semana se celebra en Pontevedra, y que repetirá también el próximo, ha obligado al Concello a trasladar provisionalmente el mercadillo desde el Paseo Rafael Areses, en el margen de A Xunqueira, hasta Campolongo, en el paseo que se encuentra entre la parada de autobús y la iglesia de San José.

El gobierno local dio la opción a los feriantes de cambiar su ubicación habitual o de renunciar a instalar los puestos ese día con el descuento correspondiente de la tasa municipal. Sin embargo, fueron la mayoría de los vendedores los que se animaron a instalarse en Campolongo. Lo cierto es que la feria contó con numeroso público, en esta ocasión casi todos vecinos de la ciudad.

"Aquí estamos muchísimo mejor", explica Siro Enríquez, uno de los feriantes. "Los mercados tienen que estar en el centro de las ciudades y pueblos, si no la gente deja de ir porque no se molesta", añade.

Su puesto se encuentra en la zona más cercana a la marquesina de autobuses.

"La única pega sería que este fin de semana y el que viene no tenemos orden de colocación, así que el que primero llega elige el lugar que más le gusta", asegura.

También Asmaa, una vendedora habitual de la feria, reconoce que en la ubicación de Campolongo han recibido más clientela. "La gente prefiere estos mercadillos en el centro, notamos que hay más clientes", afirma en un momento libre de atención a varias compradoras.

Y es que al estar en el centro "la gente nos ve más", en palabras de Pilar Ozores. "La gente nos quiere aquí", dice rotunda.

En este sentido, indica que se gana al público de la ciudad, mientras que al otro lado del río la mayoría son vecinos de los alrededores. "Normalmente vivimos de los de otras parroquias y concellos, mientras que aquí ganamos a los del centro urbano", celebra.

Señala que para no perder a los clientes habituales el Concello de Pontevedra debería facilitar el aparcamiento los sábados por la mañana, así como a los propios vendedores. "En Vilagarcía, por ejemplo, se corta una plaza para que los feriantes pueden aparcar sus furgonetas y descargar cerca de los puestos. Aquí podría hacerse los viernes por la noche. Podríamos dejar los coches detrás", opina.

Los vendedores sometieron a votación la opción que se les planteó desde el gobierno local para trasladarse durante este fin de semana y el próximo a Campolongo. Aunque había división de opiniones, finalmente la gran mayoría de ellos, más del 80 por ciento, decidieron probar en el centro de la ciudad.

Pérdida de puestos

Para Maribel Arribas hay incluso más ubicaciones que se podrían barajar para el futuro. Propone, por ejemplo, la Avenida de Montero Ríos. "Está claro que en el centro viene más gente porque esto es como las fiestas de A Peregrina, que cuando se llevaron al Recinto Feiral no iba nadie y ahora se han recuperado", dice.

"Desde que la feria no se celebra en el centro se perdieron muchos puestos. Aquí, al estar más juntos, parece todo más numeroso. Allí abajo queda más desangelado. Además, a la gente parece que cruzar el puente les quema. No se animan", argumenta.

En este sentido, recuerda los años en los que el mercadillo se celebraba en la Praza de Barcelos, una de las épocas de más tirón.

Por su parte, Ana Carrera suscribe que la ubicación de Campolongo ofrece un espacio más acogedor para los clientes. Recuerda, eso sí que sería importante resolver la cuestión de los furgones de carga del género. "Aquí llueve mucho y los furgones son nuestra vida. Tenemos que tenerlos al lado del puesto", recalca.

Aunque siempre hay excepciones y no todos los vendedores apoyarían el traslado. Es el caso de Javier Carlín. "Abajo tenemos la ventaja de aparcar los furgones y allí viene público de todas partes, del centro y de los alrededores. Ahora mismo estamos en una buena época, con mucha clientela", asevera.

"Mucho más cómoda"

También los clientes celebraron ayer el sorpresivo cambio de lugar. La familia Carballo reconoce que hacía años que no bajaba hasta Rafael Areses. "Para nosotras, mejor aquí. Está mucho más cómoda porque paseas y echas un vistazo", aseguran.

Rita Rodríguez también opina igual. "Sería cuestión de probar. Hacía años que no venía a la feria. Esta ubicación no afecta al comercio local y además beneficia a los vecinos de Marín, que pueden bajar ya en el autobús", indica.

El próximo sábado 4 de mayo volverá a servir de prueba, ya que al tener lugar nuevas pruebas deportivas el mercadillo se instalará otra vez en Campolongo.