La Audiencia Provincial acogió ayer el juicio contra un vecino de O Rosal de 81 años acusado de un delito de abuso sexual hacia una menor de edad que se encontraba de vacaciones en esa localidad.

Los hechos que se juzgaron en Pontevedra se remontan a dos días distintos del mes de agosto de 2017 en un bar de esta localidad. El primer incidente se produjo el 27 de agosto, cuando, según ratificó ayer esta menor, el acusado, después de realizarle varias preguntas sobre si estaba allí de vacaciones o cómo se llamaba, le cogió la mano a la niña y se la frotó contra sus genitales.

Los hechos se produjeron en presencia de su hermana menor, quien también declaró en el juicio. Ambas señalaron que ese día no comentaron nada de lo sucedido a su madre, solo que un señor le había estado haciendo preguntas, sin más. Afirman que se callaron por miedo a no ser creídas.

Dos días después en el mismo bar, la menor asegura que otra vez este hombre la agarró por la mano para llevarla a una zona bajo unas escaleras y que allí la sometió a tocamientos por encima de la ropa en sus partes íntimas, al tiempo que intentaba besarla. Fue entonces cuando tras contarle lo sucedido a su hermana, la más pequeña acudió a junto su madre para contarle los hechos, y esta avisó a la Guardia Civil. En el juicio también declararon los dos agentes que respondieron a esa llamada y quienes señalaron que identificaron al acusado cuando se disponía a abandonar el lugar en un coche en el que había ido a recogerle su mujer.

En su declaración, el acusado negó las acusaciones que se formulan en su contra. También negó que intentase abandonar el lugar cuando llegó la Guardia Civil. Aseguran que ese día no pasó nada en el bar con las menores y que jamás la tocó. En su contra juega la valoración realizada a las menores por unas psicólogas forenses del instituto de medicina legal del TSJ de Madrid. Según sus conclusiones, el testimonio de la menor es "creíble", no detectaron ninguna "inconsistencia" en su declaración, ni tampoco fabulaciones ni otras motivaciones que pudieran justificar su denuncia. El acusado también acudió a un psicólogo que realizó un informe pericial según el cuál está "en perfecto uso de sus facultades" pese a su avanzada edad y señala que ve "improbable" que, por su personalidad, pudiera haber cometido un acto de abusos.

Un delito continuado

La Fiscalía, que inicialmente pedía ocho años de prisión por dos delitos de abusos, modificó sus conclusiones pero para considerar que el acusado es culpable de un único delito de abusos sexuales a una menor pero de carácter continuado, por lo que reclama una condena de seis años de cárcel, así como alejamiento respecto a la menor por espacio de diez años y seis años más de libertad vigilada finalizada la pena de prisión, en los que deberá someterse a un programa de educación sexual. La acusación particular también reclama la condena del acusado, mientras que la defensa aboga por la libre absolución.