La propia Fiscalía de Pontevedra reconoció las dificultades con las que se encontró en el juicio que se celebró en los últimos dos días por el supuesto secuestro y robo a la mujer de un narcotraficante vilagarciano, José Ramón Dorgambide, más conocido como "Panadero", especialmente con la declaración esta mañana de las dos presuntas víctimas, a la "defensiva", sin recordar los puntos claves de lo sucedido y con grandes "reticencias", según el propio fiscal, Augustó Santaló, a señalar el lugar en el que supuestamente las retuvieron tras sacarlas por la fuerza y maniatadas con bridas de la vivienda de O Rial en la que residía la mujer del "Panadero".

De hecho, esta falta de prueba ante la parca declaración de las testigos y la falta de identificación de

los dos acusados, de quienes dijeron que no conocen de nada, llevaron al fiscal a retirar la acusación contra uno de ellos, Raúl J. R., sobre el que un reconocimiento fotográfico inicial por partede las vícitmas en sede policial era el único hilo que relacionaba a esta persona con el caso. Meses después, remitieron un escrito al juzgado en el que se desdecían de aquel reconocimiento fotográfico y tampoco identificaron a ninguno de los dos acusados en una rueda de reconocimiento presencial tiempo despues, ni esta misma mañana, en el juicio. Así las cosas, el fiscal retiró la acusación contra Raúl, que abandonó la sala y resultará absuelto, pero la mantuvo contra Manuel S.M.

La sangre hallada en la nave industrial de Rubiáns a la que llegó la Policía como supuesto lugar en el que retuvieron a las víctimas es la única prueba de cargo contra él, dado que el ADN de esas muestras de sangre coinciden con su perfil genético. Con todo, el fiscal reconoce que será "complicado" obtener una sentencia condenatoria. La razón es que las dos víctimas mostraron un enorme lapso de memoria extrañamente explicable en lo referente al edificio en el que fueron retenidas una vez que las sacaron de casa. "No me acuerdo, estaba todo oscuro"; explicó la mujer de Dorgambide al juez. Se le llegó a advertir de que podría incurrir en un delito de falso testimonio si mentía.

En el caso de su asistenta, fue incluso necesario parar la declaración al romper a llorar esta cuando el tribunal le instó a que tenía que contestar a la fuerza a las preguntas del fiscal,ante las dudas y reticencias a contestar que mostraba. Es decir, que ninguna de las dos llegó a confirmar que esa nave de Rubiáns fue el sitio en el que efectivamente los secuestradores las retuvieron durante horas exigiéndoles que les dijeran donde estaba el dinero. Tampoco nadie aclaró como la Policía llegó a dar con la citada nave, una de las testigos se limitó a decir que "por rumores" o testimonios de "terceros".

El fiscal mantuvo la acusación dado que sí existe un oficio policial en el que se señala que durante la investigación policial, la esposa de Dorgambide, acompañada por su abogado, fue llevada a la nave y allí sí reconoció aquel sótano y aquellas sillas como el lugar en el que estuvieron secuestradas, algo que hoy las testigos dijeron no recordar y no poder identificar, y que es lo que destaca la defensa de Manuel S. M. para pedir la absolución al señalar que no hay ni una sola prueba de que esa nave, en la que se halló sangre del acusado, sea la misma en la que se produjo el secuestro. Tampoco ningún policía llegó a concretar en el juicio como se llegó a identificar y localizar esta nave. Manuel S. M. se enfrenta a una petición de condena de 12 años de prisión, petición que calificó de "desproporcionada", atendiendo a la falta "absoluta" de prueba.