El puente de O Burgo aprueba el chequeo realizado por el Concello de Pontevedra. Los ingenieros comprobaron el buen estado en el que se halla el hormigón usado en la última restauración del viaducto, hecha en 1956. La revisión arrojó algunas fisuras en los tajamares que no implican ningún riesgo para la infraestructura, así como algunas zonas donde el hierro queda a la vista.

Estos pequeños desperfectos se repararán con el avance de las obras de restauración de la vía, que ya muestran otra cara del centenario puente: el fulgor de la piedra tras las labores de limpieza.

Los responsables de las obras también han decidido que las aguas pluviales se canalizarán por una estructura que recorrerá las márgenes del viaducto para que "la nueva barandilla se soporte con mayor solidez", explican desde el Concello.