Escaparates empapelados, carteles de "se alquila" o "se vende" y teléfonos de contacto de propietarios y agencias inmobiliarias proliferan en las galerías comerciales del centro de la ciudad. Algunos comercios, los más antiguos a la cabeza, se resisten a caer y se esfuerzan por mantener sus puertas abiertas al público. Por lo general, es un cliente fiel el que los mantiene en activo, eso y el trato personalizado, que, como no se cansan se repetir los pequeños comerciantes, es lo que les diferencia de las grandes superficies y cadenas.

Lucía Besada lleva cerca de medio siglo al frente de la "Perfumería Besada", en las galerías que unen las calles Gutiérrez Mellado y Riestra, conocidas como "las de Vázquez-Lescaille" por la conocida tienda de discos, ya cerrada.

De los siete locales con los que cuentan estas galerías, solo dos están ocupados. La citada perfumería y un herbolario. "Pues no es casualidad, siguen abiertos los dos que dan a la calle, a ambas entradas, los que se ven", asegura la responsable de la perfumería, que añade que "los viajantes ya me dicen que están cerrando las galerías de toda España, que no es un problema solo de Pontevedra".

"Son 47 años aquí. No hay una clave del éxito. Para seguir manteniéndote con la crisis hay que dar calidad al mejor precio. Es el único secreto. Eso y que hay que adaptarse", explica. En su caso, optó por especializarse en la perfumería, el maquillaje y los complementos. Antes solo vendía artículos de droguería, semillas, bulbos, flores... "Es cuestión de ver cómo va la demanda y adaptarse", considera.

En el otro extremo de la galería, el que da a Riestra, se encuentra el herbolario de Pedro Ezquerra. Comenzó con su herbolario en la Rúa Nova de Arriba hace 36 años. Después se cambió la centro de esta galería y, en cuanto pudo, al local más visible desde la calle. "Es un negocio muy específico. Por desgracia hoy día, aunque ofrezcas un trato personalizado y bueno al cliente no te garantiza nada", se lamenta.

Las galerías fueron perdiendo afluencia de público paulatinamente con el auge de los soportes digitales y el cierre de su tienda más emblemática: "Vázquez-Lescaille", de venta de música.

Los alquileres en este espacio no son elevados. Un cartel anuncia un bajo de 33 metros con sótano de otros 16 y un altillo por 300 euros al mes. Sin embargo, sigue vacío.

La antigüedad es un punto

En las Galerías Oliva, las más largas de la ciudad, los altibajos son continuos. El tramo más antiguo, el que lleva desde Gutiérrez Mellado hasta la entrada en Oliva más próxima a A Peregrina es el más solicitado. Son 22 locales ocupados frente a 8 vacíos.

En esos metros se concentran los negocios más antiguos, como la emblemática zapatería Pedestal, que además goza de una ubicación casi exterior en la Oliva, o la ortopedia Pedrosa, en el otro extremo.

Por el contrario la bifurcación conocida como "galerías nuevas", con dos salidas, una frente a las oficinas de Correos y otra central, el tramo más nuevo, pasa por peores momentos. En ellas se forma una isla en la que abundan los locales sin funcionamiento, así como en sus alrededores.

Pili González, responsable de la "Cafetería Galerías", lleva un año en la presidencia de estos comercios de la Oliva. Asegura que no es un solo factor el que puede llevar al cierre de los comercios o a que estos bajos permanezcan vacíos. "Algunos alquileres siguen muy altos y hay que ayudar a la gente que quiere emprender bajándolos un poco", indica.

En este sentido, apuesta por nuevas formas de alquiler innovadoras, como la rotación de varios negocios en un solo local. "Ya se están llevando a cabo en ciudades como Barcelona, permiten que algunos tipos de negocio puedan subsistir", apunta.

La presidenta de los comerciantes celebra iniciativas puestas en marcha por la Concellería de Promoción Económica de dinamización del comercio local, como el "A pé de rúa" o el "Sétima Feira", porque, dice, "atraen a otro tipo de clientes que de otra manera no se acercarían hasta aquí y no conocerían los establecimientos que hay".

Concesión municipal

De carácter local son las galerías del Mercado Municipal Virxe do Camiño, ya que la concesión de los bajos debe realizarla el Concello de Pontevedra.

La entrada desde la calle Fray Juan de Navarrete se sostiene con el sector de la alimentación: carnicería, frutería, pescadería... y una bocatería atraen a numerosa clientela.

Por su parte, la entrada desde Sagasta ya solo cuenta con un negocio, de venta de material especializado en deportes como la natación, el ballet o el patinaje. "El apostar por artículos muy específicos y de buena calidad es lo que hace que sea un negocio que perdura", asegura la empleada. "La verdad es que muchas veces entra gente y nos pregunta sobre los locales vacíos", reconoce.

Creatividad y suerte

Otras galerías de más reciente creación son, por ejemplo, las Galerías Centro Azul, entre las calles Joaquín Costa y Cruz Gallástegui. Son de las que tienen mayor porcentaje de ocupación, con más de un 80 por ciento de los locales en activo.

Daniel Casalderrey, dueño de la librería "La nube de papel" desde hace cinco años, reconoce que "Joaquín Costa es una calle muy buena para las compras, Cruz Gallástegui ya no tanto". "Estas galerías funcionan porque hay cerca dos colegios, la gente pasa por aquí para ir a la entrada del consultas externas del Hospital Provincial, está la Jefatura de Tráfico, la Policía...", considera.

Reconoce que el primer año de su negocio fue muy duro y que tuvo que "tirar de ahorros". A partir de ahí, las cosas empezaron a ir mejor. "El pequeño comercio está muy tocado. Tienes que ser creativo, tener suerte, y aún así...", sentencia expresando el sentimiento de muchos vendedores de la ciudad.