El lodo acumulado en el río Lérez y en la entrada de la ría no solo supone problemas para la navegación de embarcaciones de recreo que se adentran en la misma y al Club Naval, sino que también está afectando al correcto entrenamiento de los piragüistas en Pontevedra, muchos de ellos de élite. La falta de una fecha para el tan esperado dragado por parte de la Xunta comienza a desesperar también a los deportistas en la comarca.

La bajada de la marea supone cambios importantes en los entrenamientos en la ciudad. Con menos nivel de agua, más presentes se hacen los lodos, especialmente en los márgenes del Lérez. A ello hay que unir los malos olores que desprenden y los troncos y basura que se quedan enfangados en ellos y que presentan un riesgo para la práctica deportiva. Al final, de todo el ancho del río, los piragüistas tan solo pueden utilizar la zona central, puesto que en ambos lados tienen el peligro de encallar, volcar y dañar su material: embarcaciones y palas.

"Poco a poco el río coge más lodo en las orillas y pierde altura. Al bajar la marea, tenemos que intentar ir por el centro. Puedes rascar la piragua y, de noche, volcar porque piensas que no está tan baja, pero se te engancha en los lodos e incluso se puede romper, y no es un material barato, precisamente", asegura la veterana canoísta Raquel Rodríguez Rodríguez, del Club de Piragüismo Cofradía de Pescadores de Portonovo, que entrena en el Lérez a través del Centro Galego de Tecnificación Deportiva, CGTD.

Totalmente metida en el deporte de élite, la pontevedresa asegura que cuando tienen lugar los entrenamientos del Campeonato de Piragüismo de Maratón de España o el selectivo de maratón del mundo tienen que cambiar algunas prácticas habituales a causa del fango del río, como el porteo, que realizan en la playa fluvial.

La misma situación viven los jóvenes piragüistas. Los del Club Naval de Pontevedra no pueden embarcar en el pantalán habitual, que ya se encuentra permanentemente sobre un montículo de lodo, salvo cuando está la marea alta. También en los alrededores del Club Cidade de Pontevedra, en la entrada del Lérez, abunda el fango.

"Principalmente se nota que cuanto está la marea alta se nota mucho la suciedad, y esto afecta al material de la piragua y a la pala. Además, fácilmente chocas con troncos o ramas y se estropean el timón o la pala", explica Cristina Carro Fuentes.

Por su parte, Rubén Martínez Rodríguez señala que "la única zona buena para entrenar es el centro porque en el resto te encuentras obstáculos estancados".

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Dragado del Lérez | Los lodos dificultan los entrenamientos de piragüistas de élite de Pontevedra

De hecho, Carlos Paz, presidente del Club Naval, confirma que los deportistas ya solo pueden pasar, cuando está la marea baja, por el sexto arco del puente de O Burgo, el más central y el único libre de ramas y troncos.

Las pruebas de velocidad también sufren los lodos, ya que los piragüistas deben controlarla modificando su ritmo seguro y girando cuando no deben para esquivar obstáculos.

A todo ello hay que sumar los malos olores. "No solo nos afecta a nosotros. También ves como los turistas se quejan del mal olor cuando está la marea baja", añade Rubén Martínez.

"Nosotros ya tenemos controlada una alcantarilla en la zona de la playa fluvial que desborda siempre y vierte heces y productos de higiene íntima", se lamenta Cristina Carro.

Dragado exitoso años atrás

El estado actual del río es, con la acumulación de sedimentos y la falta de calado, uno de los peores que han vivido los deportistas en años.

"Yo el Lérez nunca lo vi tan mal de fango", indica Raquel Rodríguez. Curiosamente, su abuelo, el empresario Raimundo Rodríguez, Cortegoso, fue el primero y único en dragar el río hace décadas, a través de la empresa Aridosa. "Sacaban la arena y la vendían para la construcción. Por aquel entonces se criticaba mucho este dragado porque se creía que iba a afectar al cultivo de la almeja. Al año siguiente se demostró que se generaba el doble de bivalvo y que el movimiento de tierras resultaba muy beneficioso", recuerda.

Con la desaparición de esta empresa, que realizaba el dragado con cierta periodicidad, el estado del río fue empeorando hasta convertirse en lo que es hoy.

"El problema de todo esto ya no es solo que los pantalanes estén sobre lodo y que los barcos se estropeen, es que se va a acabar con la fauna, porque no se le deja respirar", se lamenta.

El presidente del Club Naval de Pontevedra, una de las entidades más afectadas, se reunirá esta semana con el alcalde de Pontevedra para tratar esta cuestión y pedirle apoyo para instar al gobierno autonómico a que efectúe el dragado cambiando el punto de vertido de los lodos, previsto en un principio en las inmediaciones de Tambo, a aguas más abiertas. En manos de la Xunta queda poner fin a un problema que ya afecta también al deporte de élite pontevedrés.