"Hay cosas con las que no se debe hacer política, sobre todo cuando se trata de un problema del ciudadano". El presidente de Illa do Príncipe, José Cassandra, participó en el seminario internacional "Desafíos en la gestión ambiental de los biorresiduos" organizado por la Diputación de Pontevedra. En su opinión, la decisiones políticas son las que determinarán un correcto tratamiento de la basura respetuoso con el medio ambiente. "Es un proceso que no debería ser un arma política", asegura apelando al consenso entre las distintas formaciones.
-Este seminario se presenta como un desafío sobre la gestión ambiental de los biorresiduos, ¿somos conscientes de su importancia?
-Es muy importante porque en este momento el mundo no sabe qué va hacer con la basura que está produciendo. Consideramos que una jornada como esta despierta las conciencias porque debemos, y es urgente, tomar una decisión referente a los residuos sólidos. Hay preocupación con la destrucción de la fauna marina, con la basura que invade el mar... pero no la hay por parte de los políticos, de los decisores, que son los que mayor responsabilidad tienen. No basta solo con concienciar a los más jóvenes, educar a las personas. Los más importantes son los políticos, que tienen que estar comprometidos con esta causa, si no, por mucha educación y sensibilización que haya, si no hay un compromiso político, no habrá una solución. Y es urgente que se decida sobre ello.
-¿Se puede conseguir con medidas concretas individuales en cada lugar?
-En Illa de Príncipe estamos realizando un desarrollo sostenible. La visión que tenemos es la de apostar por el turismo de alta calidad y no es compatible con la basura, con los residuos. Tenemos que encontrar una gestión correcta. Ya tenemos agricultura biológica, los productos químicos no entran en el país. Queremos eliminar plásticos, tenemos un programa que se llama "Plásticos 0". Necesitamos dar respuesta al residuo por eso la idea es exportarlos de la isla o transformarlos en barras para fabricar carreteras. Las botellas de cristal las transformamos, a través de una cooperativa de mujeres, en bisutería. También estamos estudiando la posibilidad de transformarlas en arena para la construcción civil.
-¿Y los residuos orgánicos?
-Cerca del 65 por ciento de nuestro residuo es orgánico. Creeemos que la mejor experiencia para tratarlos es la que se está llevando a cabo en Pontevedra.
-¿Cómo lo conoció?
-Tuvimos en Príncipe un congreso de educación ambiental internacional al que acudió una delegación gallega que nos habló de esta experiencia pontevedresa. Por eso vinimos, para conocerla y copiarla.
-¿Cómo hacen actualmente?
-Ahora no tenemos composteros. La echamos a un basurero al aire libre, con todos los daños que eso supone para el medio ambiente. Con los composteros el 65 o 70 por ciento de nuestros residuos se podrán transformar. Lo usaremos en la agricultura, porque producimos cacao, café, pimienta, vainilla... El compost producido irá para esa agricultura y devolveremos a la tierra lo que es de la tierra.
-Les quedará una parte importante de los residuos: los sólidos voluminosos...
-No llega al 5 por ciento. Tenemos que encontrar una forma de dar respuesta a ellos: electrodomésticos, pilas... Es un problema mundial. Tenemos que hacerlo con la población para ver cómo podemos tener más cuidado y evitar importar artículos viejos, para que Príncipe no sea una cantera de basura. Es un proceso complejo que queremos discutir con la población.
-Pero es más barato contaminar que no hacerlo, ¿es eso un problema?
-Yo no creo que haya falta de dinero, lo que falta es la decisión política. Las multinacionales ganan mucho dinero con esto.
-¿Cómo se puede frenar la influencia del lobby empresarial?
-Con decisiones políticas. Nosotros recibimos la oferta de una empresa portuguesa que se ofreció a hacer el tratamiento de nuestros residuos pero yo dije que no, porque estábamos conociendo el proceso de Pontevedra, con resultados buenos.
-Pero también hay otras experiencias de compostaje en el mundo...
-Sí, hay otras, pero esta es la más barata y la más eficiente. Esa empresa que digo que nos ofreció el tratamiento de residuos nos suponía tener que pagar 3 millones de euros para empezar y después una cantidad anual. ¿Cómo va a invertir una isla tan pequeña, de 10.000 habitantes, tanta cantidad de dinero? Este método de Pontevedra, según nuestros cálculos totales, no nos supondrá más que 100.000 euros. La diferencia es abismal. Gastaremos solo en los equipamientos, en los composteros, porque estructurante nosotros ya tenemos.
-¿Y la formación?
-Vamos a firmar un acuerdo con Pontevedra para que formen a nuestros técnicos. Vendrán dos meses aquí para formarse. No tendremos algo tan sofisticado como tiene Pontevedra, con su plataforma digital, porque nuestra isla es pequeña. Nosotros podemos hacerlo con el control por zonas pero no vamos a tener grandes costes iniciales.
-Aquí no todos los partidos políticos están de acuerdo con cómo se está poniendo en marcha el compostaje...
-Entonces volvemos para atrás: decisiones políticas. Yo sé que ahora va a haber elecciones municipales y generales. Si entra otro gobierno con otras ideas y quiere retirar los composteros va a alejarse de los intereses medioambientales. Los lobbys privados van a ganar con eso. Este es un proceso que, desde mi punto de vista, no debería ser una arma política. Debe ser de esas cosas que son un designio de la comunidad, de la región, del país... Hay cosas con las que no se debe hacer política, sobre todo cuando se trata de un problema del ciudadano. Este es un problema de la ciudadanía porque ella participa en la solución a la basura que crea. Es un ciclo. Tiene que haber un acuerdo.
