Los tripulantes del pesquero Nuevo Vendaval de Sanxenxo se llevaron ayer un buen susto cuando se encontraron en medio de sus redes un ejemplar de tiburón peregrino. El animal, de unos tres metros de longitud, estaba muerto enredado en los aparejos y fue trasladado por la embarcación al puerto de Sanxenxo, donde está previsto que se le realiza una necropsia para determinar las causas de su muerte. Ayer estaba previsto que acudieron hoy al lugar técnicos de la Coordinadora para o estudio de mamíferos mariños (Cemma) para realizar estas labores, por lo que el tiburón quedó amarrado en el agua.

El tiburón peregrino es el segundo pez más grande del mundo, después del tiburón ballena, y puede alcanzar los diez metros de longitud y las cuatro toneladas de peso, pero pese a su tamaño es totalmente inofensivo para el hombre, ya que se alimenta mediante filtración de agua.

El ejemplar localizado en Sanxenxo no pasa de los 300 kilos, según los primeros cálculos, y es una especie que se divisa a menudo cerca de las costas y su hábitat es muy extenso. Incluso es habitual que penetren en bahías y puertos.

El tiburón peregrino busca su alimento entre grandes concentraciones de plancton en aguas poco profundas y suele ser frecuente verlo nadar en la superficie. Son de costumbres migratorias, que recorren enormes distancias en el océano.

Tras la localización del animal entre las redes, el patrón del pesquero dio aviso al 112 para activar el protocolo habitual en estos casos y después trasladó con cuidado el ejemplar desde Canelas hasta el puerto de Sanxenxo.

Delfines y otras especies de cetáceos son más habituales en la costa de Sanxenxo. El tiburón peregrino es un pez, no un mamífero, y suelen registrarse algunos avistamientos ya ocurridos en Cíes u Ons e incluso en Bueu.