En una balsa de agua llena de atrevimientos, el dinero es la gota de aceite. Por eso la certidumbre es el imán del cash, de los llamados mercados -que no son más que los inversores, dueños de deuda corporativa o acciones-, que reaccionan con virulencia ante hechos inesperados o no deseados: la caída de un gobierno, la aprobación del Brexit en referéndum, los profit warning (advertencia sobre una reducción de los beneficios) o un rescate externo ( bail-out). Hace siete días fue Ence Energía y Celulosa SA la que recibió un revés cuando el Gobierno dejó en el aire la prórroga de 60 años que el Ejecutivo de Mariano Rajoy -en funciones- le había otorgado para su continuidad en Lourizán (Pontevedra). Cundió la incertidumbre; desde que la Abogacía del Estado anunció su allanamiento en los recursos interpuestos por el Concello de Pontevedra, la Asociación por la Defensa de la Ría y Greenpeace la compañía perdió en Bolsa casi una quinta parte de la capitalización con la que cerró la sesión del pasado día 13 (1.452 millones de euros). En resumen, 238 millones menos en siete días.
La jornada previa al anuncio del Ejecutivo Ence había cerrado en 5,9 euros la acción. En total se comercializaron 819.000 títulos y se movieron 4,8 millones de euros. Un día normal en el parqué para la compañía que, eso sí, había sufrido una corrección a principios de mes después de la presentación de resultados. Pero en la sesión del jueves 14 cambió todo: se transmitieron casi seis millones de acciones, siete veces más que el día anterior, y se superaron los 34 millones de euros. En total, y hasta ayer, cambiaron de manos el 13% de los títulos de la pastera, y se generó un tráfico de más de 165 millones de euros. Los analistas descontaban hace semanas que Ence iba a sufrir un ajuste del precio, que llegó a acariciar los nueve euros por título al calor de su incorporación al Ibex 35 (en sustitución de la cadena de alimentación Dia). Pero la multinacional ya casi ha anulado ese efecto. Arrancó el año con una capitalización de 1.222 millones de euros, y fue el valor que mejor arrancó del selectivo; ayer valía en Bolsa 1.214 millones, por debajo de los cinco euros la acción.
La compañía presidida por Juan Luis Arregui ha cifrado en unos 185 millones el impacto del "improbable" cese de actividad de la planta de Pontevedra. "En el improbable supuesto de que se produjera el cese de actividad, tendría lugar un impacto único extraordinario ( one-off) en la cuenta de resultados del entorno de 185 millones", detalló en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. De esta cifra, 74 millones de euros tendrían impacto en caja, de los cuales 43 millones corresponderían a actuaciones de desmantelamiento, 16 millones a la cancelación de contratos en vigor (basados en la experiencia de desmantelamiento de la antigua fábrica de Huelva) y 15 millones al coste de un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción total.
