Los conductores que aparcan en la rampa del puerto de As Corbaceiras no acaban de aprender la lección pese a que ya ocurre con cierta frecuencia. Las mareas vivas que se registran estos días, especialmente ayer jueves, volvieron a afectar a estos vehículos, a los que llegó el agua durante la pleamar y en algunos casos llegó a colarse en su interior.

Fue poco antes de las cuatro y media de la tarde cuando la marea llegó a su punto más alto y provocó esta imagen ya habitual pese a las prohibiciones de aparcar y los avisos al respecto.

La marea baja, a las diez de la mañana, volvió a poner de manifiesto, por su parte, la necesidad de dragar el Lérez, ya que muchos barcos quedan en seco, apoyados en el fango.