Curioso el caso con el que se encontraron los agentes de la Policía Local de Pontevedra dado que es extraño que los conductores que circulan bajo los efectos del alcohol busquen a los agentes en lugar de intentar evitar su presencia.

No debió pensarlo mucho un varón que en la madrugada del sábado al domingo había llegado de fuera de la ciudad a Pontevedra para disfrutar de la movida nocturna con otro amigo. Sobre las seis de la madrugada, el protagonista de esta historia salió de un establecimiento de la calle Michelena, un karaoke, al que había entrado con su amigo. Sin embargo, después de esperar por él, no fue capaz de localizarlo, resultando además que se había quedado con su móvil y las llaves de su coche.

A este hombre la preocupación por el paradero de su amigo le pudo más que los perjuicios de una posible multa. Y no se le ocurrió mejor cosa que coger el coche a pesar de haber consumido bastante alcohol esa noche. Lo hizo circulando por distintas calles de la ciudad no llamando poco la atención, sino más bien al contrario, haciendo sonar la bocina para ver si su amigo se percataba de su presencia y hacía su aparición.

Pero no fue así, por lo que esta persona decidió acudir a la jefatura de la Policía Local a preguntar por él. Los agentes, que ya observaron el comportamiento extraño de esta persona dando bocinazos cuando estaba al volante, nada más entrar en las instalaciones ya observaron que presentaba síntomas evidentes de encontrarse bajo los efectos del alcohol. La prueba con el etilómetro no hizo más que certificar sus sospechas. Arrojó un resultado de 0,5, por lo que se le impuso una denuncia administrativa por conducción bajo los efectos del alcohol y se inmovilizó el vehículo. Por cierto, su amigo se encontraba en buen estado y seguía disfrutando de la noche pontevedresa.