Ocurre en cualquier oficina de trabajo, en la que compañeros de profesión comparten desde mesa hasta el café pero no ideología política. Pero que estas colegas en cuestión concurran de número dos en listas opuestas a las próximas elecciones municipales ya es toda una rareza, en el buen sentido de la palabra, máxime cuando se trata de PSOE y PP. Es el caso de la socialista Gloria "Yoya" Blanco y la popular Pepa Pardo, que comparten bufete de abogados en el centro de la ciudad con otros tres compañeros más. Oponentes políticas, sí, pero profesionales, amigas y personas por encima de todo, aseguran. Son un claro ejemplo de lo civilizada que puede ser una sociedad pese a sus tendencias en las urnas.

Desde 2014 Blanco y Pardo comparten bufete de abogados en el centro de Pontevedra. Su relación viene de mucho antes, de una amistad "a través de amigos en común". "Nos llevábamos muy bien, coincidimos en algunos asuntos en el juzgado y decidimos dar el paso", asegura Pepa Pardo.

Fue ella la que entró primero en política, actualmente como secretaria general del PP local en el equipo de Rafa Domínguez. De hecho, asegura, una de sus tías fue una de las primeras concejalas de Alianza Popular en los años 80.

Respecto a la socialista, reconoce que proviene de una familia de militantes y que se "empapó" más de la política con motivo del comité federal para apoyar a Pedro Sánchez. Ahora va en la lista de Tino Fernández.

En ningún caso las ideologías políticas de sus familias, las suyas propias, han provocado desavenencias entre ellas hasta el momento. "Tolerantes, sobre todo", recalcan. "Aquí no llega nunca la sangre al río", bromea "Yoya" Blanco.

En este bufete se habla mucho de política, como no podía ser de otra manera, "pero sobre todo en el café". "A veces entramos la una en el despacho de la otra para comentarnos las últimas noticias, pero siempre sin pelearnos. Hablamos, pero no discutimos", confiesan.

Hay semanas en las que ese tipo de debates pueden ser algo más intensos. Ocurrió hace unos días, con motivo de la celebración del 8M, Día Internacional de la Mujer, en el que se había convocado la huelga feminista.

Aunque ambas se declaran feministas, solo la secundó la socialista. La popular, por el contrario, sí acudió, como otro día cualquiera más, a su puesto de trabajo.

Las dos pertenecen a la Asociación Española de Abogados de Familia, pero solo Blanco continúa prestando servicio en el turno especial de Violencia de Género en Pontevedra.

"Yo me defino como feminista, pero entiendo que ser socialista ya lo implica. Sin embargo, mi compañera, que es del PP, también se define como feminista. Eso sí, nuestra concepción del feminismo es completamente diferente. Yo creo en la movilización, en las manifestaciones, en la reivindicación...", afirma.

"Yo estuve trabajando y ese día tuve muchos asuntos. No hice huelga y no tengo ningún problema en decirlo. Sí me considero una mujer de derechas y feminista. Ser de derechas no es incompatible con defender la igualdad. La cuestión es cómo reivindicarla. Yo no voy a una manifestación en la que se utiliza un problema con determinados fines políticos", dice, por su parte, Pepa Pardo.

La estrategia política a un lado

El hecho de trabajar juntas no supone un problema para las estrategias de sus respectivos partidos. "Si hay algo que tenemos claro es que en el despacho no se tratan esas cuestiones", afirman.

"Nosotras podemos hablar de problemas políticos en general, sobre todo a nivel nacional, pero ni ella va a venir al despacho a hacer la estrategia de la campaña electoral socialista ni yo la del PP", matiza la popular.

"Esto es Pontevedra, tampoco en una cafetería podrías hacerlo. Hay cosas que ni las cuentas en tu propia casa", añade la socialista.

Reconocen que incluso a nivel personal las diferencias son muy marcadas. "En forma de ser somos muy diferentes, pero nos llevamos fenomenalmente bien. Eso sí, somos muy sinceras, quizá excesivamente, pero es algo que facilita mucho las cosas", concluye.