Los trabajadores de la Residencia de la tercera edad de Campolongo realizaron este miércoles una concentración de protesta a las puertas del centro, para volver a denunciar las carencias que sufre el servicio y que afectan a la atención de los usuarios.

Uxío Zabala, miembro del comité de empresa, destacó, como ejemplo de los problemas que sufre el centro, que "en un montacargas van tanto los fallecidos como los alimentos".

El personal aseguró en la protesta que ninguna de las inversiones y mejoras comprometidas por la Xunta para mejorar la situación del centro se ha cumplido. La residencia sigue sin contar con oxígeno en las habitaciones de asistidos, sin tomas de aspiración, con un deficiente servicio de ascensores (que en demasiadas ocasiones no funcionan) y sin una valoración real del grado de dependencia de los usuarios.

En la Residencia de la tercera edad de Campolongo se atiende actualmente a 95 residentes, la mitad de ellos dependientes. Lo hacen, repartidos en los distintos turnos, un total de 24 auxiliares de enfermería, 19 camareros limpiadores, 7 técnicos ATS y un médico "que no está todos los días de la semana, porque se comparte con la residencia de mayores de Marín", explica Carmen Buján, presidenta del comité de empresa.

Buján recuerda que este centro se creó en su día como una residencia de válidos pero actualmente la mitad de los internos son dependientes, y cuentan, como ejemplo de la situación en el centro, con un solo baño geriátrico, lo que resulta "totalmente insuficiente".

"Hay internos que podrían bajar para poder relacionarse con otros, pero no lo hacen porque el colapso de los ascensores es absoluto", apunta Francisco Núñez, miembro del comité.

Los trabajadores reclaman principalmente más personal, una Enfermería, ascensores, equipo de aspiración y oxígeno en las plantas de asistidos, mejoras en lavandería y cocina, zonas de esparcimiento, y mejoras en los comedores.

Alberto Panete, secretario del comité de empresa, añade que el anterior conselleiro de Benestar, José Manuel Rey Varela, visitó el centro y reconoció posteriormente en el Parlamento sus necesidades. "Prometió que antes de que acabara el año 2018 se iban a realiza mejoras de acondicionamiento en la cuarta planta. No se ha hecho nada", denuncia Panete.

"Comprendemos que todo esto no se puede hacer en un día, ni en cinco, pero lo que vemos es que no hay siquiera la voluntad de sentarnos en una mesa para exponer las necesidades", apunta Francisco Núñez.

Los trabajadores piden "que nos reciban, que nos escuchen, que se haga una valoración del centro y se tomen las medidas necesarias sobre todo por la dignidad asistencia de las personas que viven aquí", como indica Alberto Panete.

"Este centro quisieron transformarlo con calzador en un centro para tanto para asistidos como para los que no, y no reúne las condiciones", destaca Uxío Zabala, quien subraya el problema de "la falta de personal, que deriva irremediablemente en una mala atención al usuario".

Enrique Pérez Fernández indica, por su parte, que los cuatro sindicatos del comité de empresa siguen unidos en esta demanda, "porque es una auténtica vergüenza que después de casi un año sigamos igual que al principio".

"Esto no pasaría en una residencia privada; esto es público y por ello tenemos el apoyo de la ciudadanía y de instituciones como la Diputación Provincial y el Concello de Pontevedra, pero no hay intención de poner presupuesto para solucionarlo", denuncia la presidenta del comité de empresa, quien recuerda que en el día a día "el trabajo se saca adelante con un gran esfuerzo, con mucho cariño y mucha dedicación de los trabajadores, incluso doblando turnos muchas veces".