La prisión de A Lama sigue siendo un referente en cuanto a la participación de los internos en programas de reinserción y tratamiento que tienen como objetivo su preparación para la vida en libertad y la consecución de su reintegración en la sociedad.

Los datos facilitados por el Gobierno en respuesta a una pregunta parlamentaria formulada por los diputados del PP de Pontevedra, Tomas Foles, Pilar Rojo y Miguel Lorenzo, así lo demuestran al asegurar que un total de 632 internos participaron a lo largo de 2018 en los distintos programas que se ponen en marcha en el centro penitenciario. Esto supone que aproximadamente un 60% de la población reclusa (que en A Lama es de 1.050 internos, más 100 en el CIS) participan de estas iniciativas.

Destaca, por ejemplo,la participación de un total de 417 internos en los denominados módulos de convivencia y respeto, (8 en total en el centro penitenciario) según la información facilitada por el Gobierno en el Congreso de los Diputados. La oferta de programas es amplia y variada. Así, se pusieron en marcha actuaciones como el programa para la Atención Integral de Enfermos Mentales (con 61 internos y tres internas), el Módulo Educativo Terapéutico en el que participan 46 internos que buscan deshabituarse de sus adicciones y que en breve se abrirá también a las internas; el programa de Régimen Cerrado, con 25 internos; el Protocolo de Prevención de Suicidios (que sigue a 10 internos); el programa de seguimiento de Sobredosis y Programa de Dependencias, el Programa de Intervención sobre Conductas Violentas, con 7 internos; el Programa de Preparación de Primeros Permisos, la Terapia Asistida con Animales, en la que participan 40 reclusos; el programa de Resolución de Conflictos, con 16 participantes; el programa de Atención a la Discapacidad, con 7 internos y finalmente el Programa Reincorpora que tiene como objetivo buscar un itinerario laboral al interno ante su salida de prisión.

En el lado negativo de la balanza, están las quejas de los sindicatos que representan a los funcionarios de prisiones, quienes insisten en sus últimas movilizaciones en que la demanda de personal que realizan está también vinculada a la cada vez mayor carga de trabajo derivada de estos programas de apoyo a la reinserción. Aseguran que si se quieren mantener estos proyectos y sus resultados positivos es necesario también aumentar el número de recursos humanos que permiten llevarlos a cabo.

Eso sin olvidarse del resto de población reclusa que no participa en estos programas reeducadores o que se encuentran en módulos ordinarios y especiales como aislamiento o enfermería. Y es que ahí también hay déficit de personal y es donde se producen la mayor parte de los incidentes.