Se desconoce todavía quién pudo ser el autor de los dos sabotajes que el pasado fin de semana afectaron a la depuradora de Placeres y a una estación de bombeo en la avenida de Buenos Aires, que paralizaron temporalmente el sistema de saneamiento y depuración del fondo de la ría. Sin embargo, el modo en el que se llevó a cabo la acción, mediante el corte de unos cables, y las piezas atacadas, hacen sospechar a los investigadores que fue alguien que "debe tener conocimientos sobre el funcionamiento de las instalaciones".

El sabotaje se produjo en la madrugada del pasado sábado pero fue ayer cuando la Xunta, que gestiona la planta de Lourizán, mostró su "gran preocupación" por estos hechos, tanto por los daños en sí como por los posibles efectos en la ría. Además, llegan en un momento de gran debate sobre el saneamiento y el futuro de la depuradora, con dos proyectos autonómicos para reformar la planta e instalar un segundo emisario submarino, y un tercer plan, para ampliar las instalaciones, que choca con el rechazo vecinal y de todos los grupos políticos municipales.

La denuncia de este sabotaje ante la Policía Nacional fue presentada por Viaqua -la empresa concesionaria del agua en Pontevedra y que gestiona también la depuradora- el pasado lunes. El jefe de explotación de la compañía explica en su denuncia que "sobre las dos de la madrugada (del pasado sábado), tras saltar una alarma en el telecontrol de la estación de aguas residuales de Placeres, acude personal de guardia, así como la jefa de planta para comprobar qué sucedía".

Lo que se encontraron fue que "las dos rejas de desbaste están paradas". La misión de estas rejas es retener cuerpos de un gran volumen que llevan consigo las aguas residuales, elementos que podrían dificultar el funcionamiento de los equipos.

Además, no era posible volver a ponerlas en funcionamiento "ya que había varios cables del motor de la reja seccionados".

Poco después "se detectó otro salto de alarma en un bombeo de aguas residuales de Tafisa, situado en la avenida de Buenos Aires, en donde personas desconocidas forzaron el cuadro de maniobra, cortando un cable de toma de tierra y otro de la fase de alimentación de una de las bombas, lo que provocó que une de ellas se quemase". Todo ello causó unos daños valorados en unos 1.500 euros aproximadamente.

En la denuncia se detalla que las instalaciones no disponen de cámaras de grabación, por lo que no es posible disponer de imágenes de estos sabotajes, pero los técnicos de la empresa explicaron que, aunque desconocen la autoría, sí dan por hecho que los responsables "debían tener conocimiento sobre el funcionamiento de las instalaciones".

Desde la Consellería de Infraestruturas, que asume las competencias de Augas de Galicia, se explicó ayer que los desperfectos en la red de saneamiento apenas tuvieron efectos en el sistema general ya que se solventaron con rapidez, pero el delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís mostraba ayer su "preocupación" por estos dos ataques "realizados con muy poco tiempo de diferencia entre uno y otro y que podrían haber provocado vertidos al mar, aunque finalmente no ocurrió nada y se pudieron evitar esos problemas".