Por si reencontrarse con compañeros de clase a los que se perdió la pista hace décadas no tuviese la suficiente carga emotiva, algunas de las paredes del centro estaban plagadas de fotografías antiguas y pequeños recuerdos que invitaban a un pequeño viaje al pasado, que para muchas de las presentes se remontaba a la década de los 40. Y es que la edad no fue impedimento para que muchas exalumnas se desplazasen ayer hasta Placeres para disfrutar de una jornada singular. Una exposición que, de forma muy gráfica, reflejaba la evolución de un centro que ha sabido adaptarse a los tiempos y mantener su calidad educativa.