Se cumplen dos meses del acto vandálico que dejó a la plaza de la Peregrina sin la estatua del loro Ravachol, emblema del entroido pontevedrés. Fue arrancada de cuajo el pasado 9 de diciembre por cuatro personas, según se pudo ver después en un vídeo de vigilancia, pero no ha sido posible identificarlas.

A las puertas del Carnaval de 2019, el Concello trabaja para recolocar la imagen en su emplazamiento desde hace doce años y garantiza que para el inicio de las fiestas, la pieza estará de nuevo en su lugar.

El hecho de que la estatua fue recuperada prácticamente intacta, salvo los daños en su base, facilitan las tareas de reparación y recolocación. Fue realizada por el escultor José Luis Penado, fallecido a los 88 años en 2016, por lo que es su hija la que realiza estos días las tareas de reparación. También está previsto reforzar la base para evitar en lo posible nuevos ataques vandálicos de este tipo.

De cumplirse las previsiones municipales, los trabajos de recolocación de la imagen se realizarán a lo largo de este mes de febrero, puesto que el pregón inaugural del Carnaval está señalado para el viernes 1 de marzo, víspera del gran desfile del sábado.

El derribo de la estatua ocurrió en la madrugada del domingo 9 de diciembre. Fue arrancada de cuajo, por la base y se localizó horas después a escasos cincuenta metros, depositada en el suelo al lado del santuario.

Apareció a pocos metros

Fue a las ocho de la mañana cuando agentes de la Policía Local que patrullaban por la zona se percataron de que la estatua había desaparecido en su totalidad, tanto el pie que sustenta al loro como la propia reproducción de Ravachol. Estaba rota por su base y solo quedaba en su sitio la peana anclada al suelo. Tras una inspección visual del entorno, los policías localizaban minutos después la pieza depositada en el suelo junto al templo de la Peregrina. Estaba completa y sin más daños que los del propio derribo.

Las investigaciones para localizar a los autores se centraron en la búsqueda de testigos y en las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona. Estas pesquisas permitieron determinar que cuatro jóvenes fueron vistos junto a la estatua y al menos uno de ellos se llegó a colgar de la pieza, lo que provocó la rotura.

Estos datos fueron corroborados por las cámaras de vídeo que captaron las escenas, e incluso se ve la cara de los jóvenes, pero todo apunta a que no son residentes en Pontevedra y no ha sido posible su identificación fehaciente, por lo que a día de hoy continúan sin ser localizados.