Un decálogo para la mejora del impacto

Uno. La inclusión en las estrategias y planes de la atención psicológica, tanto para el paciente como para la persona que le acompaña habitualmente.

Dos. La organización de los procesos de atención al paciente de cáncer en el ámbito hospitalario de modo que integre los niveles de soporte emocional.

Tres. La medición del malestar emocional como un signo vital.

Cuatro. La derivación a atención psicológica especializada cuando el grado de malestar emocional lo recomiende.

Cinco. La cobertura de la atención psicológica especializada para pacientes y familiares, con recursos del sistema o integrando los que ofrecen sin ánimo de lucro.

Seis. El reconocimiento en la planificación sanitaria autonómica del rol de las entidades sin ánimo de lucro que ofrecen prestaciones de atención psicológica.

Siete. La información a pacientes de familiares de los recursos disponibles donde poder recibir atención psicológica especializada.

Ocho. La capacitación de los profesionales sanitarios que atienden a pacientes de cáncer para identificar y medir tanto su grado de malestar como el de las personas acompañantes.

Nueve. El desarrollo y análisis de modelos de atención psicológica basados en las nuevas tecnologías y recursos digitales.

Diez. La incorporación, en la medición de la calidad en la gestión de los centros sanitarios, de un indicador de experiencias en el apoyo emocional recibido.