-¿Cuál es la situación actual de la Oftalmología en Galicia?

-Cuando trabajaba en Madrid, en grandes hospitales, me llamaba la atención la gran calidad de la Oftalmología gallega. Cuando volví lo ratifiqué. En general, y en Pontevedra en particular, tanto los medios diagnósticos utilizados, como los procedimientos quirúrgicos como las técnicas que se realizan rozan la excelencia. Aunque tenga consulta privada, soy paciente de la medicina pública. La defiendo de una manera absoluta. Una de las grandes suertes que he tenido en mi vida ha sido la de trabajar con tanta gente tan entregada a su profesión.

-¿Qué le llevó a usted a esta área de la medicina?, ¿tradición familiar?

-En absoluto. Yo soy de Monforte de Lemos y en mi medio no había nadie relacionado con la medicina. Yo tenía un buen expediente académico y pensaba en muchas posibilidades, como la ingeniería, me gustaba mucho la ingeniería nuclear. Me encantaba la literatura, era una profesión que me apasionaba? En un determinado momento me decidí por la medicina. No fue algo vocacional desde la adolescencia, yo fui médico como podía haber ejercido cualquier otra profesión. Lo que sí tuve claro es que quería ser profesor de universidad y, de hecho, mi vida la encaminé totalmente a ello. Al acabar la carrera, con 23 años, hice la tesina de licenciatura en Psiquiatría. En septiembre me fui a Madrid. En 1986 oposito a profesor titular de Oftalmología de la Universidad de la Complutense, tenía 31 años. Cuando tenía 40 años llevaba ya varios como jefe de Oftalmología de un hospital nuevo en Madrid, pero por cuestiones personales decido volver a Galicia.

-Y abandona la docencia, ¿no se planteó recuperarla aquí?

-La docencia está en mí, es el hábitat donde más a gusto me sigo encontrando. Al venirme me presenté a la única jefatura de servicio que había vacía en aquel momento, la de Pontevedra por jubilación. Entre mis planes no figuraba volver, pero por cuestiones personales me vine y decidí volver a empezar. Lo hice en el Hospital Provincial, que aún dependía de la Diputación y estaba muy mal dotado. Desde que vivo aquí he organizado decenas de congresos, por lo que he podido continuar con la docencia, aunque no de la forma habitual.