El incendio registrado el domingo en el edificio Los uruguayos, situado en el número 3 de la calle Alfonso X, no provocó daños estructurales en el inmueble, por lo que los residentes en el bloque D podrán regresar a sus viviendas cuando las condiciones interiores lo permitan.

Los peritos de las aseguradoras comenzaban ayer la revisión de todos los inmuebles, comprobando los daños causados en las zonas comunes y en el interior de cada uno de los pisos.

El primero en acercarse a comprobar los desperfectos fue el perito de la compañía aseguradora de la comunidad de propietarios, que en la tarde de ayer citaba a todos los afectados para iniciar la revisión.

El técnico recorrió cada una de las viviendas para elaborar un parte que recoja los daños particulares. A mayores, cada propietario ha dado parte a su seguro de hogar. Y todos esperan al perito de la aseguradora de La Tasca, que entienden que es la que debe dar respuesta a los desperfectos. Su visita está prevista a lo largo del día hoy.

Las viviendas afectadas son seis, aunque solo cinco estaban habitadas. En todas ellas las ventanas se han convertido en un amasijo de hierros retorcidos, con los cristales reventados y un color oscuro en techos y paredes en los que se ha impregnado el humo, dejando un penetrante olor perceptible ya en las escaleras del inmueble. El parqué de los suelos quedó también destrozado.

"Ahora empezará una guerra entre las compañías de seguros que a ver si no acaba en juicio. Porque los perjudicados por esta situación seremos los propietarios, que estaremos de un lado a otro hasta que podamos regresar a nuestras viviendas", aseguraba ayer uno de los afectados.

La cantidad de agua utilizada por los bomberos para enfriar las altas temperaturas que alcanzaron los pisos superiores comenzaba ayer a bajar. Marta Mateus, propietaria del 3ºA, confirmaba ayer que los colchones de su vivienda están totalmente empapados. "Están para tirar, igual que cortinas, alfombras y todo lo demás". En su vivienda tampoco se salvaron los juguetes de su hija de dos años y medio. "Los techos están empapados. Todo parece una masa blanda y oscura, impregnada de humo y olor a quemado".

Marta Mateus se ha ido con su familia a casa de su suegra de forma provisional. "Tendremos que alquilar un apartamento porque esto va para largo".

Mientras acompañaban al perito en su recorrido por cada uno de los pisos, los vecinos se preguntaban cómo se pudo crear una columna verticalde fuego a través de una chimenea reglamentaria e ignífuga. Será el informe pericial quien determine cuáles fueron las causas que provocaron el incendio.

Mientras tanto, La Tasca mantiene sus puertas cerradas mientras que el Nuevo Roberts, que durante la jornada del incendio fue también desalojado, funcionaba ayer con normalidad. Entre sus clientes la conversación más reiterada era precisamente las causas y consecuencia del incendio que afectó a la parte trasera del edificio.

El Concello, por su parte, confirmaba ayer que el departamento de Bienestar Social se pondrá en contacto estos días con todos los afectados por los realojos para conocer la situación en la que se encuentran y tramitar un alojamiento provisional de emergencia en caso de que fuese necesario.

Carme da Silva, concejala de Seguridad, agradeció la colaboración de los afectados durante las tareas de desalojo, que se realizaron en tres edificios por precaución, a la vez que destacó la agilidad con la que los bomberos controlaron las llamas, lo que evitó daños estructurales en el inmueble.

Los propietarios de las viviendas afectadas por el fuego comienza ahora una batalla con las aseguradoras para que la reparación de los desperfectos se inicie cuanto antes.

La mayor parte de los afectados ha conseguido una vivienda alternativa en la que reubicarse mientras la situación no se aclara.

José Manuel Vales es propietario del 2ºD un piso que, como todos los situados en este bloque, sufrió la virulencia del fuego. En él reside desde hace tres años una familia inmigrante integrada por 4 adultos y dos niños. La primera noche tras el suceso el Concello les realojó en un céntrico hotel de la ciudad, pero ayer carecían de alternativa.

Inquilinos y propietario esperaban en el interior del inmueble, inhabitable, a que el perito de la compañía aseguradora de la comunidad de vecinos revisase los desperfectos, sin saber dónde pasarían la noche.

El propietario lo tenía claro. "En la calle no los voy a dejar. De ninguna manera. Si nadie les da una solución tendré yo que buscarles una alternativa y luego pelearme con el seguro para que cubra los gastos que se deriven del realojo". Lamentaba, sin embargo, la falta de celeridad para resolver una situación de emergencia como la de sus inquilinos.