Los primeros "lombos" llegaron a la ciudad en 2006, con su instalación en la avenida del Uruguay y en la calle Alexandre Bóveda, ante los centros educativos de A Xunqueira. Después se colocaron en Juan Carlos I, avenida de Buenos Aires, Conde de Bugallal y en infinidad de zonas urbanas y en los últimos años también se ampliaron al rural. Con cientos de pasos elevados y reductores de velocidad proliferando por todo el municipio desde hace casi trece años, el gobierno local anunció ayer que Pontevedra será "la primera ciudad con una normativa propia sobre estos elementos de calmado del tráfico" y en especial sobre su diseño.

La concejala Carmen da Silva justificó ayer esta medida en los "años de experiencia acumulada" y sobre todo en "los avances en los estudios teóricos a través de la Guía de la Diputación Provincial sobre los espacios públicos y los trabajos de apoyo a la elaboración de la ordenanza de movilidad en el propio Concello".

Aunque el Concello ya dispone desde 2010 de un informe técnico del ingeniero municipal que establecía dimensiones y otras detalles de los "lombos", ahora se acude a una "instrucción u orden de servicio" de aplicación obligatoria, que se nutrirá del documento de "Apoyo en la elaboración de la ordenanza reguladora para la utilización de los espacios públicos y movilidad amable en el Concello de Pontevedra", elaborado por el ingeniero Fernando Nebot para la administración local

Precisamente, este documento es al ahora se le da forma y se eleva a instrucción municipal, después de ser aprobado por la junta de gobierno, que explica que "hasta ahora no se pudo realizar por la carga de trabajo de los departamentos técnicos y que se resolvió con la contratación del estudio de Fernando Nebot".

En esta instrucción se opta por los elementos reductores futuros, que nunca se instalarán de forma aislada y que tendrán características como alcanzar el nivel de la acera, cubrir todo el ancho de la calzada, atención a los autobuses con plataforma baja, rampas nunca superiores al 10% de promedio, pasos señalizados y correctamente iluminados; no instalarlos de forma aislada optando con espacios de unos 35 metros de promedio; no se usarán dispositivos prefabricados; y deberán tener drenajes para no acumular el agua.

Da Silva negó que esta nueva normativa sea similar a lo que pedía la oposición hace unos años para regular los "lombos", ya que "ahora se aplica un diseño para calles urbanas y viales municipales y la oposición lo que pedía era que nos adaptáramos a unas normas de Fomento pensadas para carreteras interurbanas.

Esas instrucciones de Fomento que defendía sobre todo el PP establecían el ancho máximo de la "meseta" de cada "lombo" en cuatro metros y su altura, en diez centímetros, con una pendiente en las rampas entre el 4 y el 10% según la velocidad. Además, se aconseja que entre uno y otro haya una distancia mínima de 50 metros. Pontevedra propone ahora entre 25 y 100, con una recomendación de que sean cada 35.

Quejas

El PP, y con él el resto de la oposición, siempre se quejó de la "gran variedad" de diseños, con alturas y rampas diferentes y el gobierno local replicaba diciendo que cada calle requiere de su propia solución para calmar el tráfico y no vale un "lombo" tipo para todas.

En todo caso, la concejala aseguró ayer que "la inmensa mayoría" de los pasos sobreelevados ahora existentes en el municipio "ya se ajustan" a la normativa en fase de elaboración y citó como ejemplo de una rampa de pendiente media del 10% los de la avenida María Victoria Moreno ante la delegación territorial de la Xunta.

Hasta ahora se seguían los criterios del informe elaborado por los técnicos en 2010, que dice que el objetivo de los "lombos" es "mantener mediante elementos físicos una velocidad reducida, garantizar la accesibilidad a personas con dificultades motoras y mejorar la seguridad de los peatones". Añade, sobre la altura de los pasos, que "hay diferentes criterios" incluso en Fomento, ya que su orden de 2008 habla de un máximo de 10 centímetros, pero una guía sobre diseño urbano de 2003 apunta a 14, la altura habitual de los bordillos de las aceras. También cita las recomendaciones sobre anchura, distancia entre pasos y pendiente de las ramas, que en Pontevedra oscilan entre el 10 y el 6%, "más suave de lo que propone el Estado", indica el informe.

Por este motivo, los "lombos" que ahora se diseñarán establecerán diversas pendientes, alturas o tamaños en función de la velocidad de cada calle: a menor velocidad, pendientes más duras.