Hoy tendrá lugar el histórico voto de la ciudad de Pontevedra a su copatrono, San Sebastián, tal y como se viene verificando desde hace más de cinco siglos. La misa solemne será en la Real Basílica de Santa María la Mayor, a las ocho de la tarde. En ella se realizará la "Invocación a San Sebastián", con el propósito de solicitar la intercesión y protección de San Sebastián para todos los vecinos de la ciudad. Con tal motivo, la imagen del santo, que se venera el resto del año en la capilla de San Roque, será trasladada al templo parroquial de Santa María.

Como todos los años impares, es la parroquia de Santa María la Mayor la que acoge esta celebración. Desde esta comunidad se ha hecho un esfuerzo para que la "Invocación en San Sebastián" ayude a visibilizar y pedir la intercesión del santo contra las pestes del tiempo moderno, como es el caso del desempleo o la exclusión social. En esta ocasión, la invocación será presentada en lengua de signos por dos miembros de la comunidad sorda, siguiendo la línea de años anteriores: en 2017 fue leída en sistema braille por un ciego de nacimiento, en 2015 la pronunció una pareja de jóvenes, mientras que en 2013 la pronunció una persona en paro.

Lengua de signos

Desde hace algunos años, la misa de las 11 horas del día 11 de cada mes en la Basílica cuenta con intérprete de Lengua de Signos Española (LSE), para facilitar la plena integración de la comunidad sorda en la vida de la Iglesia. Por este motivo, desde Santa María la Mayor también se está ofreciendo formación catequética en lengua de signos, al tiempo que se están impartiendo clases para quienes desean aprender esta lengua gestual.

Voto con 504 años de historia

En enero de 1515, durante un grave episodio de peste, la entonces villa de Pontevedra se ofreció a San Sebastián, con motivo de la proximidad de su fiesta y dada su especial intercesión para librar de cualquier enfermedad a personas y urbes. Como quiera que el brote de peste remitió a raíz de las devotas oraciones de los pontevedreses, desde entonces se le rinde a este santo un especial homenaje cada 20 de enero, figurando como uno de los principales protectores de la ciudad, junto a San Roque (otro gran abogado frente a las epidemias) y a la patrona, Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen de la O.