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Volver a las aulas después de los 40

El ciclo medio de Farmacia del IES Montecelo registra un aumento en la edad de sus alumnos ante la necesidad de muchos adultos de reciclarse para retornar al mercado laboral

El alumnado que se forma como auxiliares de Farmacia en el IES Montecelo, entre los que hay personas mayores de 40 años. // Gustavo Santos

La crisis económica de hace tan solo unos años reconvirtió el mercado laboral. Las estadísticas ya no convierten en noticia de actualidad los EREs, el cierre de empresas o la entrada en concurso de las mismas. Pero tras una aparente normalidad económica hay un colectivo damnificado, el de los trabajadores con más de 40 años que perdieron su puesto de trabajo y llevan años enfrentando la difícil tarea de volver a entrar en el mercado laboral.

El IES Montecelo, que imparte FP básica y ciclos medios y superiores, ha notado en su matriculación esta realidad. En sus aulas conviven alumnos de 15 años de edad, que han descartado concluir la Educación Secundaria Obligatoria, con otro grupo que supera los 40 años y cuya presencia es constante durante los últimos años.

Farmacia es la formación, junto con Anatomía Patológica, que más atrae a los mayores, buscando la capacitación profesional que les permita optar a un puesto de trabajo en el que hay demanda.

Miguel Carballa, director del IES Montecelo, asegura que la matriculación de mayores de 40 años es una constante que se viene repitiendo en los últimos años. "En Farmacia concretamente tivemos incluso algún licenciado, que non pode optar a montar unha propia porque son concesións, e fai un ciclo medio para polo menos ter a posibilidade de ser contratado como auxiliar".

El primer curso de este ciclo cuenta en el IES Montecelo con 22 alumnos, 7 de ellos han aprobado todas las asignaturas este trimestre. Y 5 de ellos rondan o superan los 40 años.

"O rendimento é diferente. Cando volven ás aulas a estas idades teñen moi claro que non é para perder tempo, e nótase moito", apunta Miguel Carballa.

Una de estas alumnas es Carmen Villar. Tiene 48 años y reside en Caldas. Cada día se desplaza hasta el IES Montecelo porque necesita reciclarse laboralmente. En su caso fue una enfermedad lo que la incapacitó para continuar en la profesión que desempeñó toda su vida, la panadería.

Para ella volver a coger los libros ha sido todo un reto que va superando, por ahora, con nota. "Quitei a ESO por libre e decidín empezar Farmacia. Ata agora tiña feito algún curso pero non é o mesmo". Reconoce que siempre fue una persona con curiosidad por aprender pero también apunta que en su adolescencia "asignaturas tecnolóxicas non se estudaban, co cal eu parto de cero".

A Carmen Villar no le falta humor y reconoce que cuando era joven tenía que rendir cuenta de sus notas a sus padres, lo que suponía un plus de presión. "Pero agora teño que levarllas aos meus fillos, e iso tamén é unha responsabilidade moi grande".

El de José Manuel Riveiro es un caso diferente. Él tiene 49 años y es de Pontevedra. Perdió su trabajo en el sector del mueble y pronto se dió cuenta de que sería difícil volver al mercado laboral. "La vinculación de este sector con la construcción hacía improbable encontrar un trabajo, y más sin formación".

Había abandonado los estudios en sexto de la antigua EGB así que tuvo que empezar de cero. "Me puse con la ESO y ví que se me daba bien, que las notas eran muy buenas. Pensé en hacer bachillerato, que igual que el ciclo medio de Farmacia son dos años. Pero luego pensé que el bachillerato solo no me capacitaba para ningún trabajo concreto y me decidí por esto, porque asignatura como Química se me daba muy bien".

Reconoce con cierto orgullo que sus notas este trimestre han sido de las más altas de la clase. "Esto no se me da mal, pero sobre todo el secreto está en que yo ya no tengo edad para venir aquí a perder el tiempo. Vengo porque quiero titular; lo necesito para volver a trabajar".

Asegura que ya está acostumbrado a compartir pupitre con personas que por edad podían ser sus hijos. "Pero yo les trato a todos como iguales, como compañeros. A personas de 20 años que te sorprenden, que te demuestran una gran madurez y que tienen las ideas muy claras. Como experiencia está resultando muy enriquecedora", asegura.

Junto a él estudia Sergio López. Solo tiene 33 años y asegura no tener problemas laborales. Trabaja de forma temporal en el Sergas y reconoce que las listas "cada vez se mueven menos". Fuera del verano apenas le requieren para hacer sustituciones así que aprovecha los meses de invierno para continuar una formación que, en su caso, nunca cesó. De hecho, el de Farmacia es el tercer ciclo que cursa. "Estoy muy acostumbrado a estudiar, a mí esto se me da muy bien".

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