A Roberto Fernández le diagnosticaron un cáncer cerebral dos días después de cumplir 36 años y un mes más tarde de romper con su pareja sentimental. En aquel momento tenía una tienda de reparaciones informáticas y el pequeño de sus dos hijos tenía solo 6 años. Un proyecto vital en marcha que se vio truncado por una enfermedad que le cogió por sorpresa y que, tras un proceso de casi tres años, comienza a superar con el apoyo de la AECC.

-¿Cómo se recibe una noticia así?

-Con mucha incertidumbre. Llevaba cuatro años con dolores de cabeza constantes y me decían que eran migrañas. Aquel día, un 17 de febrero, me sentí mal en la tienda y me llevaron a Urgencias. Tuve mucha suerte.

-¿Por qué?

-Porque en el cambio de turno entró a trabajar la doctora Miriam Gordo Pérez, que consultó mi caso con Neurología y me hicieron una prueba, en la que salió el tumor. Hasta ese momento estaba esperando que me derivaran a un psicólogo para que me enseñara a tolerar el dolor. Seguían creyendo que era una migraña.

-¿Fue una recuperación complicada?

-Mucho, más de 10 horas de operación y el cirujano me dijo que tenía un 1% de posibilidades de salir vivo del quirófano pero que no podía garantizarme en qué condiciones. Pero todo salió bien, tengo muchas secuelas pero ahora voy mejor.

-¿Rescata alguna experiencia positiva de ese proceso?

-Cuando mi cirujano salió del quirófano y preguntó por los familiares de Roberto Fernández se levantaron 60 personas. Allí estaba mi familia y muchos amigos. Estaré eternamente agradecido a todos los que me acompañaron y estuvieron pendientes de mí en aquel momento y especialmente a la familia de Paula Acuña, que demostró una gran humanidad.

-¿Cómo afectó la enfermedad a su situación laboral y económica?

-Mi vida de un giro de 180 grados en cuestión de horas. Abandoné la tienda y me centré en mí. En aquellos momentos recuperar la salud era lo más importante. Pero eso implicó dejar de pagar las cuotas de autónomos, dejar de estar al día con Hacienda... En definitiva, contraer deudas.

-¿Y puede en su situación hacer frente a esos pagos?

-Esto es muy complicado. Como autónomo yo me siendo insultado, porque siempre cumplí a rajatabla con mis impuestos y ahora no recibo ni comprensión. Estoy trabajando desde los 16 años y 6 como autónomo. Cuando me pongo enfermo me obligan a seguir pagando la cuota para poder cobrar la baja. Tuve que denunciar a la Mutua para que me pagaran, pero es que después me tramitaron una incapacidad laboral total porque excedí el tiempo de recuperación y para hallar la cuantía hicieron una media de los últimos cinco años, en los que dos y medio estuve de baja y contaron a cero euros. Total, que me quedé con una pensión de 408 euros para pagar las deudas, la manutención de mis dos hijos y sobrevivir. El Banco de Alimentos me ayuda mucho y de los servicios sociales del Concello mejor no hablar.

-¿No encontró ningún tipo de ayuda en ese proceso?

-Sí. Pablo Braña, trabajador social de la AECC, se encargó de que la asociación me pagase tres cuotas de autónomos para que pudiera yo cobrar la baja. Si no llega a ser por él, ni eso hubiese tenido. Para Pablo solo puedo tener un agradecimiento eterno. Recuerdo un día que no tenía ni un céntimo en el bolsillo y dolor horrible. Necesitaba comprar paracetamol y no podía. Le llamé. Nadie se puede imaginar lo duro que es pedir para comprar un medicamento.

-¿Cuenta con el apoyo de su familia en este proceso?

-Incondicional. Con 38 años he tenido que volver a vivir en casa de mis padres, pero aquí no hay recursos ni mucho espacio. Tengo que compartir habitación con mis dos hijos. Necesitaría algún tipo de ayuda para el alquiler y poder independizarme y recuperar una vida propia con mis hijos. Yo lo necesito y ellos también. Llevo toda mi vida peleando porque no le faltara nada a los míos y ahora me lo quitaron todo.

-¿Está en condiciones de volver a trabajar?

-Llevo dos meses como comercial, pero estoy buscando algo más estable. Cuando estaba mal escribí a todas las empresas pidiendo ayuda y exponiendo mi caso. Bueno, también le escribí al presidente de la Xunta, a la Fundación Reina Sofía, a la Casa Real. Pero solo me contestó el Grupo Froiz. Yo no pedía dinero, pero ellos me mandaron 1.000 euros. Y yo les envié la semana pasada un curriculum por si tuviesen un hueco en su plantilla. Creo que puedo aportar mucho a cualquier empresa.

-¿Qué recomendaría a cualquier persona que esté pasando un proceso oncológico?

-Que acudan a la Asociación Española Contra el Cáncer. Es el único sitio donde te escuchan y se preocupan por las personas. Los servicios sociales del Concello de Pontevedra te tratan como si fueses una estadística, un número. No solo a mí, también a mi madre la ayudaron mucho en la asociación.

-¿Y si el enfermo es un autónomo?

-Que pague la cuota más alta al mes. La diferencia mensual es de 70 euros pero en caso de una enfermedad crónica la diferencia es mucha, muchísima. Es tanta como poder recuperarse con dignidad o convertirte de repente casi en una personal marginal. Siempre pensamos que no va a pasarnos a nosotros, pero el cáncer no entiende de edad ni de clase social.

-¿Y a un trabajador por cuenta ajena?

-Que se haga un seguro privado y que pida siempre una segunda opinión. En la Seguridad Social evitan las pruebas de diagnóstico. Yo soy un ejemplo: me trataron cuatro años de migrañas y tenía un tumor de 17 centímetros.