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La plaga del picudo rojo se ensaña en Portas con medio centenar de palmeras afectadas

En el Concello están convencidos de que ninguna de las especies del municipio se salvarán de este insecto y no tienen previsto actuar en las que son de titularidad pública

Las palmeras de la antigua estación de tren en Portas. // FdV

La plaga del picudo rojo se ha convertido en un auténtico problema para las palmeras del litoral gallego y amenaza con no dejar ni una solo árbol de este tipo en Portas. En el gobierno local dan por afectadas todos los ejemplares plantados en el municipio y no contemplan realizar ningún tipo de tratamiento para atajar la plaga y es más, abogan por acabar con el problema talando las palmeras que se encuentran en peor estado o cuya situación pueda suponer un riesgo para las personas.

"Hay bastantes palmeras afectadas, diría que en Portas no se salva ni una del picudo rojo y estamos convencidos de que al final no quedará ni una sola palmera", manifestaba ayer el alcalde de Portas, Víctor Estévez. Desde el consistorio no tienen datos del número de árboles afectados en el municipio aunque fuentes vecinales apuntaban a que, como poco, habría más de 40 ejemplares, entre públicos y privados, todos ellos invadidos en menor o mayor medida por el picudo rojo.

"Es un tratamiento muy costoso. Sabemos de vecinos que empezaron a tratarlos pero en muchos casos lo dieron por imposible, es una peste", manifestaba el regidor. En ese sentido, Estévez confirmaba que no pasa por los planes del gobierno local realizar ningún tipo de intervención municipal para tratar a las especies afectadas, pese a que reconocía que en As Palmeiras de Caldas, en una plaza en las que hay 30 de estas especies plantadas juntas, "parece que el tratamiento sí está funcionando".

Dentro del CPI Domingo Fontán, que cuenta con dos palmeras históricas, a iniciativa de la dirección del centro, se hizo el tratamiento aunque una de las especies presenta un mal estado. Además de estas existen otras palmeras de titularidad pública en Portas en los lugares San Xoán, Quenlla, O Outeiriño y en Estación, donde los vecinos no son muy optimistas sobre los históricos árboles y comentaban que "primero murió la estación de tren, después sus palmeras".

Protocolo para su corte

"La gente está cortando sus palmeras", defendía el propio Estévez, dando por hecho que será la solución ante la plaga del picudo rojo. El propio Concello también acometió el corte de, al menos, una palmera, situada en O Outeiriño (Briallos). Los vecinos denunciaron que los restos del árbol se habían depositado en el entorno del albergue, lo que iría en contra del propio protocolo de la Estación Fitopatolóxica do Areeiro de la Diputación que recomienda cortar las palmeras muy afectadas, pero "respetando escrupulosamente las normas de seguridad básicas y adoptando una serie de precauciones para evitar la dispersión de la plaga". En ese sentido, abogan en O Areeiro por "trocear in situ y enterrar los restos a una profundidad no inferior a dos metros, dejando la zona limpia de cualquier residuo de la planta".

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